¿Has pensado alguna vez en someterte a una operación de reducción de pechos? Unas mamas grandes provocan a menudo problemas de salud importantes que es desearíamos evitar y una mamoplastia es el único camino para lograrlo.
La reducción de pechos o mamoplastia, sin embargo, no es algo que uno deba tomarse a la ligera. No deja de ser una operación que se realiza bajo anestesia general y que implica riesgos. ¿Quieres saber en que consiste la operación o como es de costosa la recuperación? ¡Quédate! ¡Te lo contamos todo!
Motivos para una reducción de pechos
¿Cuáles son las motivaciones que empujan a las mujeres a someterse a una operación de reducción de pechos o mamoplastia de reducción? La principal es tener un pecho demasiado grande en relación con el tamaño del cuerpo ya que esta característica puede ocasionar problemas de salud como…
- Dolor de cuello y espalda por el peso de las mamas.
- Irritación de la piel causada por la humedad y la fricción de las mamas con el tórax.
- Problemas respiratorios.
Además, por supuesto, también existen razones estéticas para querer reducir el tamaño de las mamas. Y es que además de los posibles problemas de salud, un pecho excesivamente grande provoca inseguridad y falta de autoestima en muchas mujeres.
¿En qué consiste la mamoplastia de reducción?
La mamoplastia de reducción permite disminuir el tamaño del pecho mediante la extracción de grasa, la eliminación de tejido o la extirpación de parte de la glándula mamaria. Y puede ir acompañada de otros procedimientos con el fin de elevar o ganar firmeza en el pecho. Pero, ¿cuáles son los pasos a dar y en qué consiste la operación?
Estudio previo
Antes de someterse a una operación de reducción de pechos es necesario someterse a una evaluación. En ella además de analizar los problemas físicos y psicológicos que pueda estar causando a la paciente el tamaño del pecho se aseguran de su buen estado de salud.
De forma previa a la cirugía es habitual además realizar una exploración de los pechos con el fin de evaluar la forma el tamaño, y la tersura de la piel y un estudio mamográfico. Solo así podrá determinar el cirujano la forma que tendrán las mamas tras la cirugía y que técnicas deberá usar en esta.
Intervención
La intervención como ya hemos adelantado se realiza bajo anestesia general y puede durar hasta tres horas. Aunque no hay una única técnica para realizar la intervención lo habitual es que el cirujano siga unos determinados pasos. ¿Te interesan?
El primer paso suele ser realizar una incisión en vertical desde la parte baja de la areola hasta otra horizontal que se practica bajo el surco de la mama. A continuación, se extrae el exceso de grasa y tejido mamario y se elimina la piel sobrante para después recolocar la areola y el pezón y suturar.
Lo más frecuente es que la areola mantenga la conexión de sus vasos sanguíneos y nervios, manteniendo la sensibilidad. Sin embargo, en algunos casos al desplazarla puede perderse la sensibilidad.
Recuperación
Al finalizar la intervención se colocan unos tubos de drenaje y se colocan vendas en los pechos que se no se retiran hasta tres o cuatro días después para ser sustituidos por un sujetador especial que es necesario llevar alrededor de dos meses.
El edema causado por la intervención puede mantenerse durante varias semanas. Es normal durante estas tener molestias que pueden controlarse con antiinflamatorios como ardor en los pezones y dolores generalizados en la zona (especialmente durante la primera regla). Así mismo es habitual que en algún momento salga un poco de líquido a través de las incisiones.
Además de tratar los posibles dolores durante un tiempo será necesario evitar las actividades físicas intensas para no perjudicar la cicatrización. Por tanto la práctica de determinados deportes así como de sexo podrían resultar inadecuados.
¿Tienes ahora mas claro que conlleva una operación de reducción de pechos?