Mucha gente piensa de manera errónea que el amor es más que suficiente a la hora de mantener una determinada relación. Sin embargo, hace falta algo más para que una pareja dure en el tiempo y no se rompa. Hay una serie de elementos que deben evitarse en todo momento para que la relación no se tambalee y sea considerada como saludable.
En el siguiente artículo te hablamos de aquellos elementos que pueden llegar a matar a una determinada relación y qué hacer para evitar que ello ocurra.
Criticar a la pareja
A la hora de solucionar ciertos problemas de pareja nunca está de más usar una buena crítica constructiva. Este tipo de crítica permite poder gestionar mejor los diferentes problemas y encontrar la mejor solución a los mismos. Sin embargo, el problema surge cuando la citada crítica se usa con el fin de herir y de hacer daño a la pareja. Es lo que se conoce como crítica destructiva y suele minar por completo la autoestima y la seguridad de la persona amada.
Este tipo de comportamiento genera una grieta en la relación que puede ser difícil de reparar si no se aborda a tiempo. En lugar de señalar lo negativo, es aconsejable enfocarse en la comunicación positiva, subrayando las fortalezas de la pareja y proponiendo soluciones conjuntas. Adoptar un enfoque empático y constructivo fomentará un clima de confianza y respeto mutuo.
Despreciar a la pareja
Hay muchas formas de despreciar a la pareja: desde la indiferencia a realizar ciertos gestos ofensivos. Este desprecio suele dañar el aspecto emocional y puede llevar al fin de la propia relación. En una pareja, valores como el respeto son fundamentales. No se puede permitir bajo ningún concepto que una de las partes esté continuamente despreciando a la pareja.
El desprecio, además, puede adoptar formas más sutiles, como el sarcasmo o la falta de empatía ante los sentimientos del otro. Es vital entender que la validación emocional y la escucha activa son imprescindibles para mantener una conexión saludable. Trabajar en la empatía y reconocer el impacto que nuestras palabras y acciones tienen en nuestra pareja puede prevenir este tipo de conductas.
Ponerse a la defensiva
Los errores están para aceptarlos y para aprender de ellos. Reconocer los errores es bueno para que la pareja se haga más fuerte y perdure en el tiempo. Sin embargo, uno de los elementos que puede destruir una relación es ponerse a la defensiva por todo. Este tipo de actitud tiene el fin de evitar cualquier tipo de responsabilidad y buscar excusas para justificar la conducta. Ponerse a la defensiva supone culpar constantemente a la otra persona y hacerle sentir mal.
La clave para superar esta barrera es aprender a escuchar sin interrumpir ni invalidar lo que el otro siente. Practicar la asertividad y mostrar disposición para abordar los problemas compartidos permitirá construir una relación más sólida. Es también importante aprender a pedir disculpas cuando sea necesario, reforzando así la confianza mutua.
Uso de evasivas
El cuarto elemento que puede provocar el fin de una pareja es el uso de evasivas. Es normal que la parte perjudicada opte por las evasivas como un mecanismo de protección ante el daño. Sin embargo, estas evasivas impactan de manera negativa en la comunicación y pueden llevar a la ruptura. En tal caso, es importante dejar de lado las evasivas y optar por el diálogo para resolver los diferentes problemas originados dentro de la relación.
Abordar los conflictos con transparencia y franqueza es fundamental. Hay que aprender a expresar las emociones de manera constructiva y a mostrarse receptivos ante las preocupaciones del otro. Además, la terapia de pareja puede ser una herramienta útil para superar patrones de evasión.
Estos elementos, aunque comunes en muchas relaciones, no son insuperables. Con compromiso y esfuerzo por ambas partes, es posible transformarlos en oportunidades de aprendizaje y crecimiento compartido. Recordemos que cualquier relación exitosa requiere trabajo constante, empatía y, sobre todo, voluntad de construir un futuro juntos.