Los abrazos son una expresión de cariño entre las personas y una muestra de amor entre las parejas. Aportan incomparables beneficios físicos y psicológicos y son un tributo a ese mundo personal donde el contacto y el calor del otro van más allá de nuestra ropa y nuestra piel para aportarnos equilibrio y placer. Así que, detente un momento a pensar en ello: ¿cuántas veces al día abrazas a tu pareja?
¿Desarrolláis entre vosotros ese lenguaje no verbal imprescindible en toda relación? Las caricias, los abrazos, los gestos, las miradas… son partituras llenas de música que dan vida a nuestra existencia; son básicos y debemos ejercitarlos siempre que podamos.
Son muchos los estudios que se han realizado respecto a este tema. Basta con indicar, por ejemplo, que el índice de rupturas es mayor entre parejas donde uno de los miembros no expresa esta cercanía física, pues el afecto parece «descompensado» y uno de ellos siempre necesita en mayor grado esos abrazos o esas caricias. Es más, existen claras evidencias que demuestran que aquellos niños que han sido criados y educados en orfanatos y no han podido crecer con el contacto físico de sus padres maduran con graves carencias afectivas que derivan a menudo en determinados problemas psicológicos y sociales que dificultan su integración.
Así pues, es más que evidente la necesidad de comprender que este lenguaje no verbal de caricias, abrazos y miradas es imprescindible para que una pareja prospere y se enriquezca en su relación.
Beneficios de los abrazos y las caricias
- Un sencillo abrazo disminuye nuestros niveles de estrés de un modo muy significativo gracias a la liberación de la hormona oxitocina, que alivia la ansiedad.
- Nos aportan seguridad y protección.
- Se comunica positivismo, cuidado y afecto.
- Mejoramos nuestro estado anímico.
- Se regula nuestra presión arterial.
- Lo creamos o no, los abrazos, las caricias, mejoran también nuestra memoria: ese estado de tranquilidad provoca que se segreguen neurotransmisores que asientan nuestros recuerdos.
- Aumentan nuestras endorfinas, esas aliadas que segrega también nuestro cerebro a nivel de la hipófisis dándonos esa sensación de placer y calma.
La necesidad del contacto físico
Los abrazos, las manos, los dedos, la tibieza de una caricia… son estímulos que activan de inmediato nuestro cuerpo enviando mensajes a nuestro cerebro a través de los múltiples receptores que tenemos en nuestra piel. Debemos saber también que nuestro cerebro es una máquina bien afinada e inteligente; es él quien nos recompensa cuando hacemos algo bien. Una caricia o un beso lo juzga como gratificante, igual que hacer deporte, y nos regala con una buena cantidad de endorfinas repartidas en nuestro cuerpo dándonos una grata sensación de bienestar.
En aquellas parejas que no se “hablan este lenguaje” no existe una correcta armonía que pueda consolidar con normalidad una relación; las caricias son básicas para las relaciones sexuales, para alcanzar un orgasmo.
Consecuencias de no “conversar” con nuestra piel
Vivir sin caricias, sin abrazos, sin un nivel adecuado de contacto físico deriva a menudo en consecuencias muy negativas no solo para la pareja, sino también para alguno de los miembros, especialmente aquel que sí necesita esta expresividad. ¿Qué consecuencias podemos sufrir?
- Un descenso de nuestra autoestima: empezamos a pensar que no somos deseados/as, que no somos lo suficientemente atractivos/as para nuestra pareja.
- Inseguridad: ante la falta de contacto físico podemos empezar a pensar que no estamos haciendo algo bien, que nuestra pareja no es feliz con nosotros y que corremos el riesgo de ser abandonados/as.
- Conductas de ansiedad: el miedo, la inseguridad o la baja autoestima pueden derivar a veces en conductas negativas, tales como comer más de lo normal, fumar más de la cuenta o incluso cambiar nuestros comportamientos y personalidad.
Nadie puede negar que un abrazo sincero expresado en el momento justo tiene la virtud de calmar todas las dudas y miedos. No obstante, debemos sentir que esa espontaneidad es sincera y cargada de cariño. Las caricias y abrazos tienen un claro poder curativo, de ahí que debamos ponerlo en práctica todos los días.
El lenguaje de las miradas
No solo los abrazos expresan sentimientos; las miradas o los ojos inscriben en nuestras personas un lenguaje implícito que también determina nuestras relaciones. Dependiendo del modo en que nos mira nuestra pareja, nos sentiremos deseados o no; dependiendo de la sinceridad de sus ojos, si nos evitan o nos esquivan, interpretaremos si nos están mintiendo o si nos hablan con el corazón…
La mirada es confirmación, atención y cariño… es parte indispensable en ese lenguaje que construimos las personas y que, en el caso de las parejas, se erige como un pilar fundamental para prosperar con los vínculos suficientes para asegurar la felicidad. No dudes en expresar tu cariño cada día; los abrazos y las caricias son esos universos magníficos en los que envolvernos para obtener la confirmación del cariño, para sentirnos protegidos y satisfechos de nuestra propia felicidad.