Las personas que no estamos familiarizadas con términos médicos solemos confundir ciertas enfermedades o trastornos que, aunque tengan similitudes, son completamente diferentes. Un ejemplo de eso ocurre con la artritis reumatoide y la artrosis. En este artículo te explicamos en detalle cuáles son las diferencias más destacadas entre ambas, para que puedas identificar y comprender mejor cada una según sus características, causas y tratamientos.
Ambas afecciones pertenecen al amplio grupo de las patologías reumáticas y comparten una característica importante: generan dolor articular. Además, afectan a un mayor número de mujeres que de hombres, aunque su origen, síntomas y evolución clínica las distinguen significativamente.
¿Qué son la artritis reumatoide y la artrosis?
La artritis reumatoide es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta principalmente a la membrana sinovial, una capa de tejido que recubre las articulaciones y las lubrica. Esta inflamación provoca dolor, rigidez y deterioro progresivo de las articulaciones. Puede presentarse en personas de cualquier edad, incluso en niños (artritis idiopática juvenil), y muchas veces tiene un origen autoinmune.
Por otro lado, la artrosis es una enfermedad degenerativa crónica que afecta al cartílago articular, el tejido que permite el movimiento suave entre las superficies óseas. A medida que el cartílago se desgasta con el tiempo, los huesos rozan entre sí, ocasionando dolor, rigidez y hasta deformidades articulares. Esta patología está más relacionada con el envejecimiento, siendo común en personas mayores de 40 años.
Diferencias principales entre artritis reumatoide y artrosis
Aunque ambas enfermedades afectan las articulaciones, las diferencias entre ellas son notables. A continuación, desglosamos los puntos clave:
- Edad de aparición: La artritis reumatoide puede manifestarse a cualquier edad, incluso en niños, mientras que la artrosis es más común a partir de los 40 años.
- Origen: La artritis reumatoide es de origen inflamatorio autoinmune, mientras que la artrosis es una afección degenerativa causada por el desgaste del cartílago.
- Síntomas: En la artritis reumatoide hay inflamación, enrojecimiento y calor en las articulaciones. En la artrosis predominan la rigidez y los chasquidos articulares.
- Distribución: La artritis reumatoide suele afectar de manera simétrica (ambas manos, pies, etc.), mientras que la artrosis puede ser más localizada.
Características de la artritis reumatoide
- Localización: Afecta principalmente a muñecas, manos, pies, hombros, codos, caderas, rodillas y cervicales.
- Síntomas más comunes: Inflamación, rigidez matutina, dolor persistente y pérdida de movilidad.
- Complicaciones: Si no se trata, puede llevar a deformidades articulares y afectar órganos como pulmones o corazón.
- Factores de riesgo: Predisposición genética, tabaquismo y factores hormonales.
La artritis reumatoide afecta aproximadamente al 1% de la población y requiere atención médica especializada para controlar los síntomas y evitar complicaciones mayores. Puedes aprender más sobre cómo prevenir esta enfermedad en nuestro artículo aquí.
Características de la artrosis
En la artrosis, el deterioro del cartílago articular ocasiona fricción entre los huesos, lo que puede generar desgaste adicional y formación de fragmentos óseos en el líquido articular. Además, esta condición tiende a progresar de manera lenta, aunque factores como el sobrepeso y ciertas actividades repetitivas pueden agravarla.
- Localización: Rodillas, caderas, columna vertebral y dedos de las manos.
- Síntomas más comunes: Dolor mecánico (aparece con el movimiento y mejora con reposo), crujidos articulares y disminución de la movilidad.
- Población afectada: Afecta al 10% de la población, especialmente a mujeres mayores de 40 años.
- Factores de riesgo: Edad, obesidad, lesiones previas y genética.
Si padeces artrosis en las manos o deseas conocer ejercicios beneficiosos para aliviar sus síntomas, te recomendamos visitar este artículo.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico de ambas patologías comienza con una evaluación clínica. En el caso de la artritis reumatoide, el reumatólogo puede solicitar análisis de sangre para detectar marcadores inflamatorios específicos, mientras que la artrosis se diagnostica mayormente a través de radiografías que muestran el deterioro articular.
El tratamiento para la artritis reumatoide incluye medicamentos inmunosupresores, antiinflamatorios y, en algunos casos, corticoides. Además, es importante mantener un estilo de vida saludable, evitando el sedentarismo y adoptando una dieta antiinflamatoria (descubre aquí alimentos recomendados).
Por otro lado, el manejo de la artrosis busca aliviar el dolor y mantener la funcionalidad de las articulaciones. Esto incluye analgésicos, fisioterapia, pérdida de peso y, en casos avanzados, cirugía para reemplazo articular.
Conocer adecuadamente sobre estas enfermedades es clave para manejarlas de manera efectiva. Si experimentas síntomas persistentes en tus articulaciones, no dudes en consultar a un médico.