Las plantas son un elemento imprescindible para darle un toque verde a nuestros hogares. No solo embellecen, sino que también mejoran la calidad del aire y nos conectan con la naturaleza. Sin embargo, incluso aquellas catalogadas como «fáciles» requieren cuidados básicos precisos para desarrollarse correctamente y lucir en aquellos rincones escogidos para colocarlas. Entre los cuidados básicos que debemos proporcionarles se encuentra el abonado.
Y no es necesario recurrir a fertilizantes químicos para alimentar nuestras plantas; utilizar los desechos orgánicos que generamos diariamente en nuestro hogar es una forma económica y sostenible de hacerlo.
Ventajas del uso de fertilizantes orgánicos
Son muchas las ventajas de usar fertilizantes orgánicos. Adoptar este tipo de abonos no solo beneficia a tus plantas, sino también al medio ambiente. Al aprovechar los desechos orgánicos:
- Reducimos la cantidad de residuos enviados a vertederos.
- Evitamos el uso de productos químicos, que pueden perjudicar la salud del suelo.
- Contribuimos a la sostenibilidad al cerrar el ciclo de vida de los desechos.
Además, estos fertilizantes mejoran la calidad del suelo al aportar nutrientes esenciales y potenciar su estructura, permitiendo que tus plantas crezcan más sanas y robustas.
Posos de café
Los posos de café son utilizados habitualmente en la elaboración del compost casero, pero también podemos utilizarlos a modo de fertilizante orgánico en aquellas plantas que necesitan un suelo ácido, como las azaleas, hortensias o gardenias, entre otras. Además de aportarnos los nutrientes básicos, especialmente nitrógeno, pero también potasio y fósforo, los posos del café son geniales para potenciar la vida bacteriana del suelo.
La forma de utilizarlos es sencilla. Podemos dejarlos secar unos días para evitar la aparición de hongos y después tamizarlos en la superficie de la maceta o mezclarlos con un poco de sustrato -en proporciones pequeñas- para aplicarlo en diferentes macetas. También podemos aplicarlos a través del riego. ¿Cómo? Poniendo 5 tazas de posos en un litro de agua y dejándolo reposar un par de días antes de regar. Sin embargo, emplea los posos con moderación, ya que en exceso pueden acidificar demasiado el suelo.
Cáscaras de huevo
Las cáscaras de huevo se pueden utilizar, gracias a su alto contenido de calcio, para evitar la podredumbre apical en las plantas, especialmente en cultivos como el tomate. Para utilizarlas deben lavarse bien y dejarse secar. Una vez secas, solo tendremos que triturarlas y aplicar el «polvo» resultante sobre la tierra, alrededor de la planta.
Debe aplicarse en pequeñas cantidades porque el abuso de este tipo de abono podría modificar el pH de la tierra volviéndolo más básico. Y es recomendable, una vez aplicado, mover ligeramente la tierra superficial para que se absorba mejor.
Plátano
El potasio es uno de los nutrientes más importantes para las plantas. Interviene en el proceso de la fotosíntesis, en la osmorregulación del agua en la planta y en la formación de tejidos resistentes. Que las plantas se quemen con facilidad, luzcan opacas o reduzcan su floración, puede deberse a la deficiencia de este nutriente. Y es precisamente en la época de floración y en aquellas plantas con muchas flores donde debemos aplicarlo.
La mejor forma de aprovechar estos nutrientes del plátano es infusionando sus pieles en agua. Para ello, trocearemos cinco cáscaras de plátano y los llevaremos a hervor en un litro de agua. Tras cocinar la mezcla 15 minutos, solo tendremos que colar la mezcla, esperar que el líquido se enfríe y mezclarlo con dos litros de agua más para regar nuestras plantas.
Ceniza de la chimenea
Las cenizas de la chimenea pueden aportar grandes cantidades de potasio y carbonato cálcico a la tierra. También sílice, magnesio, fósforo y algo de azufre, aunque en cantidades mucho menores. Las cenizas se aplican directamente en la tierra, alrededor de la planta. Sin embargo, es importante no aplicarlas alrededor de plantas acidófilas o en suelos alcalinos, y usarlas en cantidades moderadas.
Desechos vegetales
El humus de lombriz es uno de los mejores abonos orgánicos con el que tratar nuestras plantas; es completo y equilibrado. Naturalmente se produce en los suelos de los bosques gracias a la ayuda de las lombrices que habitan en la tierra. Sin embargo, no nos costará mucho reproducir ese proceso en casa con ayuda de una vermicompostera y aprovechando para ello desechos vegetales: pieles de calabacín, cebollas, cáscaras de plátano…
Y de la misma forma que utilizamos el humus, podemos utilizar también nuestro compost. Porque aunque se pueden echar algunos residuos orgánicos directamente al suelo, como hemos comprobado, lo ideal para que estos se descompongan es seguir una serie de pasos para fabricar compost.
Otros residuos orgánicos útiles
- Agua de cocción de verduras: Deja enfriar el agua de tus verduras hervidas y úsala para regar, pues contiene minerales esenciales.
- Bagazo de frutas: Integrar el bagazo de frutas en el compostaje aporta fibras que enriquecen el abono.
- Papel y cartón: Los materiales no tratados pueden servir como estructurantes para equilibrar la humedad en el compost.
Estos abonos caseros te permitirán alimentar tus plantas de forma sencilla, ecológica y sostenible. Suficientes razones para probarlos, ¿no creéis?