Se dice que el hexágono es el símbolo de la contención, de lo que atrapa. Científicamente se supone que representa el mensaje de la tríada: Estructura-función-orden. Por si fuera poco se manifiesta en formas de la naturaleza tan bellas como panales de colmena, cristales de cuarzo o nuestros alveolos pulmonares. Esta especie de retahíla enciclopédica viene al caso para comprender el valor decorativo que ha adquirido el hexágono, un elemento geométrico que incita a la armonía y que destaca por su innata elegancia.
A nivel de complementos el hexágono es verdaderamente inspirador, sobre todo en formato repetitivo o combinado con otras formas regulares como el semicírculo o el rombo. Encaja muy bien con materiales de aspecto frío como el metal, el cristal o la laca; no requiere más artificio que dejar a la vista su propia figura, aunque las flores son un accesorio perfecto para él por su organicidad.
Está claro que cuando pensamos en la estética del hexágono lo primero que se nos viene a la mente es su uso en cerámica; siempre ha sido un motivo fundamental en los azulejos del aseo si bien las composiciones actuales tienden a lo aleatorio, como si se hubieran dejado caer en el suelo sin pensar en su distribución previa. En caso de que no nos atrevamos a invertir en los paramentos o nos preocupe cansarnos de los polígonos con el tiempo, podemos optar por toalleros o cortinas de baño decoradas con hexágonos y así también aportaremos un extra de colorido a este espacio.
Las teselas de mosaico en formato hexagonal viajan hasta la cocina en forma de cenefas o paneles sobre la encimera, dando un aire refrescante a los electrodomésticos y contrastando con la simplicidad lineal de los armarios. También dan la nota las islas de preparación que terminan en hexágono saliéndonos un poco de esa marcada norma del rectángulo; y no sólo por motivos estéticos si no también funcionales puesto que la doblez en las esquinas permite ganar movimiento y facilita la limpieza.
La mejor versión del hexágono se refleja en el mobiliario, desde frentes de aparadores a sobres de mesa pero principalmente como soporte estructural: Auténticas joyas del diseño engrandecidas por este polígono que establece unas proporciones refinadas y glamourosas, adaptables tanto a un estilo vanguardista como a ambientes más convencionales.
Dentro de este área proliferan los estantes de pared hexagonales, que a estas alturas ya han adquirido un ápice de «must», casi un imprescindible en la decoración de esta década incluso aunque apenas ofrezcan espacio de almacenaje. Podemos verlos sueltos, colocados de manera individual o agrupados en forma de panal inconcluso.
La tendencia más arraigada es la estantería en madera natural de infuencia nórdica, quizá aderezada con algún toque de color tenue; sin embargo comienzan a surgir versiones retro en terminaciones brillantes o de efecto espejo que transforman el hexágono en un objeto de lujo en el que exponer nuestras mejores piezas.
Como en anteriores ocasiones no podemos obviar que la moda decorativa del hexágono es aplicable a nuestros proyectos DIY, por ejemplo a modo de plantillas poligonales con las que pintar paredes y complementos en madera, o la alternativa más sencilla de adquirir papel de pared pintado con gráficos hexagonales, infalible como fondo de estanterías, cubierta para neveras o accesorios pop como este diseño de reloj con efecto panal cuyos pasos a seguir nos explican en este tutorial.
Es un polígono que nos retrotrae a los años 70 y 80 (quien puede olvidar esa moqueta plagada de hexágonos en el hotel de El Resplandor) y nos recuerda a la ancestral estrella de David de 6 puntas, pero su solidez ha sobrevivido miles de años en los patrones de colmena de las abejas para permitirnos hacerle ahora el homenaje decorativo que se merece.
Imágenes – Deny designs, Decor hacks, Enever design, Knight moves