Los suelos pintados están a la orden del día por múltiples motivos: Permiten renovar las superficies de nuestro hogar sin realizar una gran inversión, evitan obras innecesarias cuando no disponemos de tiempo o ganas de levantar los antiguos pavimentos y su resultado puede ser verdaderamente inspirador. Hoy día existen numerosos productos especiales con efecto anti-rayado, resistentes y de fácil limpieza con un simple jabón neutro.
Siempre será más sencillo acertar con el motivo, la plantilla o el color a elegir para decorar el suelo que decidirnos a sustituir un tipo de superficie por otra, puesto que ahí ya tendríamos que entrar en temas estructurales, climáticos, económicos y hasta de sostenibilidad. Una simple capa de pintura bien aplicada nos evitará grandes quebraderos de cabeza pudiendo al mismo tiempo dar cierto encanto a nuestro hogar o aportarle singularidad a un ambiente concreto.
Si hablamos del salón o la estancia principal, hay varias opciones con gran demanda: Cuando el pavimento se encuentra en mal estado, es importante realizar una buena labor de lijado y aplicar la pintura de manera uniforme en toda la supercie a cubrir, bien sea con motivos geométricos seriados, franjas rectas que contribuyan a la distribución del mobiliario o simulando un efecto contrario al original (falsos azulejos sobre tarima de madera, como apreciamos en la imagen de portada).
En el caso de que simplemente busquemos un cambio estético, unas plantillas de vinilo hechas a la medida o adaptadas de otros modelos específicos de pared ayudarán a crear un acabado artístico y acentuarán el protagonismo de la superficie. En ese caso los tonos blancos ganan la partida puesto que aumentan la amplitud visual de la estancia y las formas curvas potencian su vitalidad.
Los suelos pintados en distribuidores fomentan el carácter de «alfombra» de las zonas de paso; aquí es fundamental decantarse por colores claros y neutros como los grises o beiges, que capten la luz y la expandan, sobre todo si el pasillo es estrecho o no cuenta con un punto de iluminación natural cercano. Decorativamente sigue siendo tendencia el dibujo estilo «chevron» y «espiga», o tratar de aparentar que contamos con un suelo de época dándole un acabado envejecido o borroso al diseño elegido.
Los niños disfrutarán de lo lindo si convertimos el suelo de su cuarto en un campo de pruebas: Los dibujos y cenefas aplicados mediante plantillas temáticas ya no se limitan solamente a la pared, como vemos en la imagen de la izquierda donde los listones de madera se pueblan aleatoriamente de coronas. Si tenemos la suerte de contar con una superficie de linóleo las posibilidades son infinitas porque no es nada poroso; seguro que la zona de juegos de nuestros hijos será más divertida y creativa si le añadimos al suelo un circuito para vehículos, un damero de ajedrez o una «rayuela».
Sin duda estas superficies pintadas son también una alternativa interesante para otras áreas que alberguen cierta humedad, como el aseo, la terraza o el porche. En el baño se tiende hacia dos vertientes decorativas opuestas: Pintar el suelo y la pared con el mismo material para dar un efecto de continuidad y disimular el clásico acabado aseptico de los azulejos, o bien reforzar el brillo de los mismos con una pintura «glossy» que haga brillar el pavimento y otorgar así un aire lujoso, elegante y chic al cuarto de aseo.
En el exterior cobran fuerza los dibujos geométricos por su capacidad de adaptación a cualquier estilo y porque el formato habitual de un porche, patio o terraza suele ser estrecho y alargado. Aquí la pulcritud de los diseños es lo de menos y se opta por motivos dibujados y pintados a mano para aportar esa naturalidad rústica inherente a toda decoración «outdoor». Ya tenéis excusas para transformar vuestra casa en un auténtico lienzo integrándole un suelo pintado. ¡No hacen falta cuadros!