Las primeras labores de parto representan un proceso único y emocionante para cada mujer. Sin embargo, también pueden ser un desafío complejo por la incertidumbre y los cambios físicos que implica. Los dolores iniciales, conocidos como parto prodrómico, latente o temprano, pueden durar entre un día y dos y, en ocasiones, detenerse y comenzar de nuevo. Esta fase puede ser confusa, por lo que es esencial comprender las señales que indican que el trabajo de parto ha comenzado y cuándo es el mejor momento para acudir al hospital.
¿Cómo calcular las contracciones?
Una contracción es una señal clave en el trabajo de parto, y su seguimiento es fundamental para determinar el momento adecuado para actuar. Es importante calcularlas desde el inicio de una contracción hasta el comienzo de la siguiente. Esto ayuda a identificar su regularidad y duración, aspectos críticos en las diferentes etapas del parto.
Cuando las contracciones son frecuentes, regulares y fuertes, y duran entre 4 y 5 minutos por un período de al menos una hora, es probable que el trabajo de parto activo haya comenzado. Una contracción es considerada fuerte si la mujer no puede hablar durante su intensidad debido al dolor. En esta etapa, es recomendable acudir al hospital para recibir atención médica especializada.
El médico en el hospital evaluará tu situación a través de una serie de preguntas y procedimientos, como un examen vaginal. Este examen determinará si el cuello uterino se ha borrado y dilatado, lo cual es crucial para diagnosticar la fase activa del parto. Si el cuello uterino está dilatado aproximadamente 4 centímetros y borrado, se confirma el inicio del parto activo, y la paciente será admitida para dar a luz.
¿Qué hacer si este no es tu primer parto?
Para mujeres que ya han tenido partos previos, el proceso suele ser más rápido. En este caso, se recomienda contactar con un médico cuando las contracciones estén separadas entre 10 y 15 minutos. Esto se debe a que el segundo parto tiende a durar la mitad de tiempo que el primero, y acudir con suficiente antelación puede evitar complicaciones.
Es útil reflexionar sobre la velocidad de las contracciones en un parto anterior, es decir, cuánto tiempo tomó pasar de contracciones espaciadas por 5 minutos a contracciones más frecuentes, cada 1 o 2 minutos. Además, si el hospital está lejos o si el cuello uterino estaba ya dilatado en la última visita prenatal, se debe considerar llegar al hospital con mayor anticipación.
Señales adicionales para acudir al hospital de inmediato
Hay situaciones específicas que requieren atención médica urgente. Algunas de estas incluyen:
- Rotura de aguas o pérdida de líquido amniótico, especialmente si el líquido tiene un color verdoso o marronáceo, lo cual puede indicar la presencia de meconio.
- Sangrado vaginal abundante.
- Ausencia de movimientos fetales.
- Hinchazón extrema en manos o cara.
- Visión borrosa o dolores de cabeza severos.
- Dolor abdominal intenso o constante.
- Aumento repentino de peso (más de 2 kilos por semana).
- Signos de preeclampsia como hipertensión elevada.
- Convulsiones.
Ante cualquiera de estas señales, se debe actuar con inmediatez y/o acudir al hospital para recibir una evaluación médica detallada.
Contracciones de Braxton Hicks vs. contracciones reales
Es común experimentar contracciones de Braxton Hicks antes del inicio del parto. Estas contracciones son irregulares, menos dolorosas y no aumentan en intensidad ni en frecuencia. Generalmente desaparecen con reposo, hidratación o un baño tibio. A diferencia de estas, las contracciones de parto son regulares y se intensifican con el tiempo.
Para asegurarte de que estás en trabajo de parto verdadero, sigue estas recomendaciones:
- Usa un cronómetro para medir la duración y frecuencia de las contracciones.
- Observa si las contracciones continúan siendo dolorosas y regulares incluso después de moverte o cambiar de posición.
Si resulta difícil distinguir entre Braxton Hicks y contracciones reales, consulta a tu médico o matrona para obtener orientación.
Preparación para el hospital
Antes del día del parto, es fundamental estar bien preparada. Asegúrate de tener lista una bolsa con todo lo necesario, incluyendo documentos personales, estudios médicos recientes y ropa cómoda tanto para la madre como para el recién nacido. En nuestro artículo sobre qué llevar al hospital al dar a luz, encontrarás una guía completa para organizar tu equipaje.
En embarazos de alto riesgo, como aquellos con gemelos o mellizos, o si existe alguna afección previa, los controles médicos deben ser más frecuentes, y cualquier síntoma anómalo debe ser comunicado de inmediato al equipo médico.
Impacto del entorno y apoyo emocional
El entorno donde se desarrollará el parto puede influir significativamente en la experiencia de la madre. Contar con el cónyuge, pareja o una persona de confianza en ese momento ayuda a reducir la ansiedad. Además, el equipo médico estará allí para proporcionar confianza y tranquilidad durante todo el proceso.
El parto es una experiencia única pero cargada de desafíos. Prepararse adecuadamente y conocer las señales clave te permitirá afrontar este momento con mayor confianza y seguridad. Aunque cada experiencia es diferente, la anticipación, el cuidado médico y el apoyo emocional son pilares esenciales para un parto exitoso.