Es algo seguro que cualquier padre desea y ansía antes que cualquier cosa que su hijo sea feliz. Es muy gratificante a la vez que satisfactorio ver como los hijos, son capaces de adaptarse sin problema alguno a cualquier tipo de situación y sobreponerse a diferentes problemas con una sonrisa en la cara. Sobre todo cuando esto hace que estén alegres e irradien una enorme felicidad.
Teniendo en cuenta esto, es bueno señalar que hay una serie de conductas o comportamientos que pueden indicar que los pequeños son felices y disfrutan de cada minuto del día.
Índice
Expresan sus emociones y sentimientos
Un niño feliz no tiene ningún tipo de problema a la hora de mostrar sus emociones a los demás. Suelen ser acciones totalmente naturales y espontáneas que denotan una gran alegría. La felicidad hace que demuestren su afecto hacia las personas que quiere de manera constante y habitual.
Fijan planes para el futuro
Un niño que es feliz es capaz de hacer planes sobre su futuro. Muestra una gran ilusión a la hora de hacer ciertas cosas que desea y quiere. Por otra parte, muestra un gran interés por todo aquello que le rodea.
Gran sentido del humor
Una señal bastante clara de un niño que es feliz es su sonrisa. La felicidad que sienten hace que siempre se esté riendo y tenga un gran sentido del humor. Es un niño al que le encanta socializar con los demás y que siempre está bromeando y haciendo chistes con la gente más cercana. La felicidad provoca que el niño tenga una actitud totalmente positiva ante la vida.
Optimistas y positivos
Es totalmente normal que un niño que sea feliz tenga una conducta optimista a la vez que positiva ante la vida y los problemas de sus día a día. Es capaz de tomarse cualquier circunstancia adversa con un buen talante e intenta encontrar soluciones a la misma. Se va a quedar siempre con lo bueno y deja de lado lo malo o lo negativo ya que no le aporta nada.
Les encanta jugar
Los niños felices y alegres disfrutan jugando con otros niños o con sus padres. Esto es esencial a la hora de desarrollar por una parte sus habilidades sociales y por otra parte su propia personalidad. El juego es algo necesario en todos los niños ya que ayuda a fomentar su imaginación y a que la felicidad se instale en su estado de ánimo. Es bueno por tanto también, que los padres participen y disfruten junto a sus hijos.
Les encanta estar con la familia
La felicidad de un niño suele girar junto a su entorno más cercano. Si está a gusto y contento querrá compartir experiencias con la familia y pasar mucho tiempo con la misma. Es normal que un niño feliz y alegre quiera buscar de una manera constante, el jugar con los padres y fomentar de una manera positiva las relaciones paterno filiales.
Seguros y confiados de sí mismos
No cabe duda que un niño que disfruta de la vida y que es feliz, es un niño seguro de sí mismo que tiene una gran autoestima. La confianza es bastante grande y saber que cuenta con los padres para resolver diversos problemas, es algo que es esencial a la hora de tener iniciativa. Esta seguridad en uno mismo es algo que viene bien en el día a día, sobre todo en el momento de tener un buen rendimiento escolar.
En definitiva, la felicidad y la alegría es clave para que los niños puedan tener un buen desarrollo tanto desde el punto de vista cognitivo como emocional. Un niño feliz es algo que cualquier padre quiere para su hijo en esta vida. A través de una serie de conductas el niño el niño es capaz de plasmar dicha felicidad y hacer ver a los padres y al entorno más cercano que se siente bien en su día a día.
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