La vejez es una etapa natural y significativa en la vida que marca la llegada de la plena madurez, tanto física como psicológica. Sin embargo, con el paso del tiempo, las capacidades físicas y mentales comienzan a disminuir de manera progresiva. Aunque muchas personas tienden a hablar de la vejez como un concepto general, es importante destacar que esta última etapa se puede dividir en fases bien diferenciadas, cada una con características propias y desafíos únicos.
A continuación, te explicamos las tres fases principales de la vejez, sus particularidades y cómo afectan tanto al cuerpo como a la mente.
Prevejez
La prevejez es la etapa que abarca los 55 a los 65 años y suele considerarse una antesala de la vejez propiamente dicha. En esta fase, los cambios son más sutiles pero significativos, afectando tanto al ámbito físico como psicológico.
Cambios físicos en la prevejez
En esta etapa, muchas personas comienzan a experimentar alteraciones en los patrones de sueño, necesitando menos horas de descanso nocturno o enfrentándose al insomnio. También se observa una digestión más lenta, que puede volver más pesada la ingesta de ciertos alimentos. Además, la masa muscular empieza a atrofiarse, lo que resalta la importancia de mantener una dieta rica en vitaminas y practicar actividad física regularmente.
En el caso de las mujeres, la terminación de la menopausia trae consigo cambios hormonales drásticos que pueden influir en el estado emocional, provocando episodios de melancolía o irritabilidad.
Cambios psicológicos en la prevejez
Psicológicamente, esta etapa se caracteriza por mayores episodios de nostalgia y melancolía al recordar etapas pasadas de la vida. Además, eventos familiares como el «síndrome del nido vacío», cuando los hijos dejan el hogar, intensifican la sensación de soledad.
Aquí es fundamental trabajar en la autorreflexión y búsqueda de actividades significativas que permitan mantener una vida activa y saludable.
Consejos y estrategias para afrontar la prevejez
Es vital prepararse para esta etapa mediante la práctica de hábitos saludables, como mantener un régimen alimenticio equilibrado, realizar ejercicios regulares y dedicar tiempo a actividades que refuercen el bienestar emocional. Además, participar en talleres o grupos comunitarios puede ayudar a fortalecer las relaciones sociales.
Vejez
La etapa de la vejez abarca desde los 65 hasta los 79 años y es comúnmente conocida como la verdadera fase de la tercera edad. Los cambios físicos y psicológicos aquí se vuelven más evidentes.
Cambios físicos en la vejez
Durante estos años, el cuerpo experimenta un mayor debilitamiento óseo, lo que aumenta el riesgo de fracturas y problemas posturales. La visión y audición tienden a deteriorarse notablemente, lo que puede generar dificultades en la movilidad y la comunicación. Este es también un periodo donde el riesgo de enfermedades, como el cáncer o problemas cardiovasculares, se incrementa.
En cuanto a la digestión, esta etapa suele acentuar los problemas ya presentados en la prevejez. Aquí, adoptar una dieta más ligera y rica en fibras será clave para evitar complicaciones gastrointestinales.
Cambios psicológicos en la vejez
La mente comienza a mostrar signos de un envejecimiento más acelerado. Aunque la inteligencia cristalizada (la acumulación de conocimientos y habilidades) se conserva, la inteligencia fluida (capacidad de razonar y resolver problemas nuevos) tiende a disminuir. Esto puede causar dificultades con la memoria y la resolución de tareas complejas.
En muchos casos, las personas en esta etapa pueden sentirse más aisladas, especialmente si tienen limitaciones físicas para interactuar socialmente o participar en actividades grupales.
Ancianidad
La ancianidad, que comienza a los 80 años y se extiende hacia adelante, representa la última fase del ciclo vital. Es un periodo que enfrenta retos físicos y emocionales significativos.
Cambios físicos en la ancianidad
El cuerpo se vuelve más frágil, con una mayor pérdida de densidad ósea y debilitamiento de las articulaciones. Muchas personas en esta etapa dependen de otras para realizar actividades básicas, como vestirse o alimentarse. Además, la inmunidad disminuye, lo que hace que los problemas de salud sean más frecuentes.
Los órganos sensoriales, como el oído y la vista, suelen estar considerablemente afectados, limitando así la interacción con el entorno.
Cambios psicológicos en la ancianidad
Esta etapa puede verse acompañada de sentimientos de aislamiento y soledad. La falta de autonomía y movilidad hace que las salidas sociales sean menos frecuentes. Sin embargo, muchas personas utilizan este tiempo para realizar actividades contemplativas como la lectura o el dibujo.
Cómo enfrentar la ancianidad
Asegurar un entorno cómodo y accesible es esencial en esta etapa. El cuidado físico regular, el apoyo psicológico y las actividades estimulantes pueden marcar una gran diferencia en la calidad de vida del individuo.
Así se desarrollan las etapas de la vejez, cada una con sus desafíos únicos pero todas igualmente importantes en el ciclo de vida. Comprender estas fases no solo nos ayuda a prepararnos para nuestro propio envejecimiento, sino que también nos permite apoyar a nuestros seres queridos que atraviesan estas etapas.