En muchas ocasiones, lograr que los niños cumplan las reglas puede parecer una tarea complicada. Sin embargo, con un poco de esfuerzo y constancia por parte de los padres, es posible establecer límites y normas que se cumplan de manera voluntaria y sin conflictos. Lo mejor es que los niños interioricen estas reglas como algo natural y beneficioso para todos. En este artículo, te damos las claves para facilitar este proceso y mejorar la convivencia familiar.
Hazlo un esfuerzo de equipo
Uno de los principales aspectos para que las reglas se acepten y cumplan es el trabajo en equipo. Aunque algunas normas, sobre todo las relacionadas con la seguridad, no sean negociables, puedes incluir a tus hijos en la toma de decisiones en cuestiones menores. Por ejemplo, permite que elijan el orden de su rutina de estudio o las responsabilidades que asumirán en casa. Este enfoque fomenta un sentido de control y pertenencia, lo que aumenta significativamente la probabilidad de que sigan las reglas acordadas.
Además, la participación activa en la creación de normas permite que los niños se sientan valorizados y escuchen sus opiniones, promoviendo vínculos más fuertes y una actitud más positiva hacia las normas familiares.
Diferencias entre familias y reglas claras
No todos los niños tienen las mismas reglas en sus hogares, algo que puede generar confusión. Cuando tu hijo mencione que un amigo tiene normas diferentes, utiliza esto como una oportunidad de enseñanza. Explícale que cada familia tiene sus propias normas y valores, y que en tu hogar las reglas se establecen pensando en su bienestar y en el de todos los miembros de la familia.
Al mismo tiempo, es clave que las reglas sean claras, precisas y comprensibles. Evita generalidades como “pórtate bien” y utiliza indicaciones más específicas como “recoge tus juguetes después de jugar” o “habla en voz baja”. Esto ayuda a que los niños comprendan exactamente lo que se espera de ellos.
Pensar en el futuro
Antes de enfrentarse a situaciones que puedan ser un desafío, como una visita a un restaurante o una reunión familiar, es fundamental repasar las normas previamente. Esto les permitirá a los niños tener claras las expectativas y, lo más importante, reducirán la posibilidad de conflictos.
Por ejemplo, en el camino a casa de la abuela, en lugar de decir: “No grites”, puedes recordarle que debe hablar en voz baja durante la visita. Una estrategia eficaz es que el niño te repita las normas. Esto no solo refuerza su memoria, sino que también los prepara para seguirlas en el momento adecuado.
Reforzar con consecuencias claras y consistentes
Cuando las reglas se rompen, es importante que los niños sepan que habrá consecuencias. Sin embargo, estas consecuencias no deben limitarse al castigo, sino enfocarse en el aprendizaje y la restauración del comportamiento correcto. Una advertencia previa suele ser suficiente, pero si el comportamiento inadecuado se repite, debes actuar con firmeza.
Un tiempo de espera proporcional a la edad del niño (un minuto por cada año) en un lugar tranquilo y sin distracciones puede ser efectivo. Cabe destacar que los niños necesitan también reconocimiento por sus logros, por lo que es igual de importante elogiar su buen comportamiento y premiarlos por seguir las reglas.
Normas adaptadas a la edad del niño
Las reglas deben ser adaptadas a la capacidad de comprensión y madurez del niño. Lo que funciona para un niño de tres años no será igual de efectivo para uno de siete. Por eso, es esencial evaluar constantemente si las normas son realistas y justas para su nivel de desarrollo.
Una regla demasiado estricta o compleja para un niño puede resultar contraproducente y generar frustración. En cambio, una norma acorde a su edad no solo será más fácil de seguir, sino que también fomentará su sentido de responsabilidad y autoestima.
El ejemplo de los padres
Los niños son expertos en imitar comportamientos. Si los adultos en casa no siguen las normas que exigen a sus hijos, estos perderán motivación para cumplirlas. Por ejemplo, si pides que no se utilicen dispositivos electrónicos en la mesa, asegúrate de cumplir con esta regla también.
Predicar con el ejemplo no solo refuerza la importancia de las normas, sino que también respalda la idea de que estas son un compromiso colectivo y no una imposición arbitraria.
Reforzar el buen comportamiento con recompensas
El refuerzo positivo es una de las herramientas más efectivas en la educación infantil. Recompensar a los niños cuando cumplen las normas no significa llenarlos de regalos materiales, sino valorar su esfuerzo y buen comportamiento de maneras significativas, como elogios, abrazos o tiempo de calidad compartido.
Las recompensas deben ser coherentes y proporcionales al logro, evitando que se conviertan en la única motivación para cumplir las normas. Es el reconocimiento lo que les ayudará a interiorizar estas conductas como algo positivo en sí mismo.
La clave para que los niños cumplan las reglas radica en el equilibrio entre firmeza y comprensión, estableciendo límites claros pero adaptados a sus necesidades y capacidades. Con paciencia y esfuerzo conjunto entre padres e hijos, las normas pueden convertirse en herramientas valiosas para su desarrollo emocional y social, ayudándolos a comprender la importancia del respeto, la colaboración y la responsabilidad.