Es bien cierto que cada persona cuenta con un tipo de personalidad y debemos ser fieles a lo que somos. Pero nunca viene mal desarrollar nuestras habilidades sociales. Una persona tímida o introvertida también puede aprender a ser sociable en determinados momentos, algo que puede ayudarle en su día a día.
Ser una persona que sabe desenvolverse en situaciones sociales es algo que todos queremos, pero los que son de naturaleza sociable suelen hacerlo de manera más natural. Es cierto que todo se puede aprender, y las relaciones sociales también, por lo que aún siendo tímidos podemos ser más sociables si queremos.
Confianza en uno mismo
Una de las claves que debemos tener bien claras a la hora de ser una persona que se mueve bien en sociedad es que debemos tener confianza en nosotros mismos. La gran mayoría de las veces no nos acercamos a otras personas porque tenemos miedo del posible rechazo y no creemos en nuestras habilidades sociales para tener una conversación. La confianza en nosotros alejará en gran parte ese miedo, porque sabemos que somos capaces de conversar y de ser interesante para otros. Si llega el rechazo tampoco nos sentará tan mal, porque sabremos que no vamos a caer bien a todo el mundo y no pasa nada. Es un proceso que debemos pasar para entender cómo son las relaciones sociales.
Hazlo poco a poco
No se trata de que pasemos de ser tímidos a hablar con todo el mundo de un día para otro, porque estaríamos fingiendo con nuestro comportamiento. Algo así debe hacerse de forma paulatina, para ir acostumbrándonos a las sensaciones y a las relaciones con personas que no conocemos todavía. Puedes comenzar hablando con personas de tu trabajo con quienes no has conversado porque será fácil sacar un tema. También teniendo conversaciones con personas que parecen afables y habladoras, ya que con ellas es mucho más fácil. Si nos vamos abriendo poco a poco a otras personas el proceso se nos hará mucho más sencillo y conseguiremos logros a largo plazo. Si tratamos de hacerlo rápidamente seguro que nos encontraremos en situaciones que no controlamos y finalmente retrocederemos a nuestro lugar de confort.
Pensamientos negativos
Es natural que siendo tímido a la hora de relacionarte con otras personas nos quedemos quietos porque aparece el miedo y los pensamientos negativos que nos dicen que eso no va a funcionar. Pero en este caso, cuando nos asaltan las dudas debemos ser conscientes de que somos nosotros quienes controlamos nuestra conducta. En cierto modo podemos sentir ese miedo, pero no debemos dejar que nos paralice y tenemos que actuar en consecuencia. Podemos tratar de tener pensamientos positivos, tratando de decirnos que todos tenemos miedos y que no pasa nada si nos rechazan pues somos perfectos para muchas otras personas.
Sinceridad con los demás
Ocultar lo que somos y tratar de dar una imagen de lo que no somos solamente causará más ansiedad y tensión en nosotros mismos. Es bueno tener confianza y lanzarse, pero no vale de nada que tratemos de actuar como alguien sociable si no lo somos. Está comprobado que ser sinceros con lo que sentimos y con lo que somos nos ayuda a superarlo. Es decir, podemos acercarnos a alguien y decirle que somos tímidos y nos cuesta conocer gente pero que nos gustaría saber si el libro que lee está bien, por ejemplo. No hay que fingir nada porque tarde o temprano nuestra naturaleza sale a flote e intentar ocultarla solo nos pondrá más nerviosos. Esto también nos puede ayudar a romper el hielo con la otra persona si es tímida porque entenderá perfectamente la situación.