¿Estás pensando en hacer el Camino de Santiago? Entonces ya sabes que debes tener algunas pequeñas precauciones para poder disfrutarlo al máximo pero sin dañar tu cuerpo. Es por ello que hoy vamos a seguir una serie de consejos para poder preparar los pies para largas caminatas. Porque aunque a veces no lo tengamos muy en cuenta sí que es realmente necesario.
Seguro que cuando estás organizando una grata experiencia como es hacer el Camino, siempre te asaltan muchas dudas. Alguna de ellas puede ser cómo puedo hacer para que no me salgan ampollas. Ya que sabemos que son realmente molestas y que nos pueden arruinar al llevar cualquier tipo de calzado. ¡Descubre todo eso y más!
Cómo preparar los pies antes de realizar el Camino de Santiago
Por regla general, no solemos lanzarnos a hacer el camino de la noche a la mañana. Sino que unos meses antes lo meditamos y será cuando comencemos a prepararnos para ello. Así que, en ese momento recuerda que no hay nada como entrenar un poco previamente. Así que, se recomienda que al menos 3 o 4 semanas antes de iniciar el Camino puedes salir a caminar durante una hora o más. Claro que si ya estás habituado o habituada siempre puedes alternar este ejercicio con otras disciplinas de resistencia. Así, también será todo el cuerpo quien se vaya preparando para lo que le viene. Si no eres de hacer ejercicio, quizás conviene comenzar antes a preparar los pies. Debes de hacerte con las botas de montaña o ‘trekking’ y asegurarte que las llevas bien sujetas en la zona del tobillo. Puedes llevar algún calzado alternativo como las zapatillas deportivas que tengan una buena amortiguación, pero tan solo las usarás en zonas de carretera y lisas.
Una buena hidratación para los pies
Hay que tener en cuenta que cada etapa podemos llegar a recorrer unos 25 kilómetros. Por lo que ya estamos hablando de una cantidad seria de kilómetros y como tal, preparar los pies es algo importante. Por ello, cada noche, se recomienda un buen baño de pies y tras él, aplicar una crema hidratante en forma de masaje. Es uno de los primeros cuidados que debemos llevar a rajatabla, porque les beneficiará y mucho. Los notaremos más descansados y con la piel más lisa y sana, que es lo que buscamos. Ojo, lo que no debes hacer es lavarlos con agua muy caliente porque esto sí que puede ayudar a que las ampollas salgan antes.
Cambia los calcetines con regularidad
Ya sabemos que vas caminando y que debes disfrutar de todo lo que el Camino de Santiago te ofrece, que no es poco. Pero aún así, si tus pies sudan mucho, es el momento de tenerlo en cuenta y de cambiar los calcetines. Cada hora puedes descansar unos 6 minutos y aprovecharás para retirar el calzado y ponerte unos calcetines limpios y secos. Los usados, los puedes colgar de tu mochila para que se vayan secando y evitar guardarlos aún húmedos porque no nos favorece. Recuerda que es mejor no estrenar calcetines sino llevar alguno que hayamos puesto con antelación para evitar que nos molesten o nos hagan marcas.
Cubrir las zonas de roce con gasas es otra forma de preparar los pies
Las zonas de los dedos, la posterior del pie y hasta el lateral del mismo pueden ser más propensas a tener roces. Por eso, nada como prevenirlos y para ello podemos cubrirlas con unas gasas o unas cintas adhesivas. Es una manera de llevar el pie mucho más protegido. Si aún así ves que tienes una zona rojiza, por el roce del calzado o por la caminata en sí, prueba a aplicar vaselina en ella. Además de seguir con la rutina del lavado y la hidratación. Recuerda que cuando tengas descanso, elevarás tus pies y asegúrate siempre de que nada los oprime demasiado. Necesitamos contar con un calzado que se ajuste, así como unos calcetines de igual manera y transpirables pero sin que hagan mucha presión. ¡Buen Camino!