En la actualidad, el término generación del ‘yo’ no es solo un calificativo sino una representación del entorno social y psicológico donde muchos jóvenes y adolescentes están inmersos. Este fenómeno, que ha captado la atención de expertos y padres, pone sobre la mesa una realidad donde el ego, la autoafirmación y la búsqueda constante de validación se entrelazan con la crianza y los valores sociales predominantes.
¿Qué significa pertenecer a la generación del ‘yo’?
Pertenecer a esta generación implica un profundo énfasis en el individualismo, donde la autoafirmación, la comparación constante y la búsqueda de una autoestima inflada se convierten en una prioridad. Según los expertos, esta generación se caracteriza por niños y adolescentes que han crecido bajo un modelo de refuerzo positivo excesivo, lo que les lleva a creer que tienen derecho a obtener todo sin esfuerzo.
Estos jóvenes piensan que merecen reconocimiento y cosas buenas solo por existir. El problema radica en que este entorno de elogios continuos y facilidades materiales los hace sentirse el centro del universo. Pero, ¿cómo se ha llegado a esta realidad?
La influencia del refuerzo positivo y la sobreprotección
El refuerzo positivo es una técnica valiosa cuando se trata de fomentar la autoestima y la confianza en los niños. Sin embargo, el problema surge cuando este refuerzo se convierte en un método unilateral donde solo se destacan los aspectos positivos ignorando la importancia del esfuerzo y los fracasos como pasos necesarios para el crecimiento personal.
La sobreprotección parental también contribuye significativamente a esta problemática. Muchos padres, en su afán de evitar que sus hijos enfrenten frustraciones o dificultades, crean un entorno donde todo les es facilitado. Así, los menores reciben el mensaje implícito de que sus deseos son órdenes y que no necesitan trabajar duro para conseguir lo que quieren.
La socióloga Cristina Gutiérrez Lestón, en su libro ‘Crecer con valentía’, señala que esta actitud sobreprotectora desarrolla en los niños y adolescentes una percepción distorsionada de la realidad, donde se sienten invulnerables y con derechos ilimitados.
Impacto sobre la autoestima: ¿Realmente está inflada?
La autoestima inflada es uno de los principales resultados de la generación del ‘yo’. Este tipo de autoestima es superficial y se construye con bases inestables. Los niños y adolescentes que la poseen suelen depender de las validaciones externas para sentirse bien consigo mismos.
Las redes sociales se han convertido en un escenario clave en la construcción de esta autoestima inflada. A través de plataformas como Instagram, TikTok o Snapchat, los jóvenes buscan la aprobación de los demás mediante likes, comentarios y seguidores. Esta dependencia puede generar una sensación de vacío cuando esta validación no llega o no es suficiente.
Sin embargo, esta autoestima elevada no es sinónimo de confianza real. De hecho, los adolescentes con autoestima inflada pueden experimentar altos niveles de ansiedad, depresión y conductas narcisistas. Además, suelen tener dificultad para manejar críticas o fracasos, ya que el ego se convierte en un obstáculo para el aprendizaje y el desarrollo personal.
El papel de la tecnología y las redes sociales
La tecnología y las redes sociales han tenido un impacto significativo en la generación del ‘yo’. Las plataformas digitales fomentan la inmediatez, la comparación constante y la superficialidad, elementos que refuerzan las características de esta generación.
El fenómeno conocido como FOMO (Fear of Missing Out), o miedo a perderse algo, es omnipresente en los adolescentes y jóvenes. La necesidad de estar constantemente conectados y al día con lo que ocurre en su red social genera ansiedad, insatisfacción y un ciclo interminable de búsqueda de validación externa.
Además, el uso excesivo de dispositivos electrónicos puede limitar el desarrollo de habilidades sociales y de comunicación, ya que las interacciones cara a cara son reemplazadas por interacciones virtuales.
Cómo abordar y educar a la generación del ‘yo’
Para abordar este fenómeno y garantizar una crianza equilibrada, es fundamental que los padres, educadores y la sociedad en general trabajen en conjunto. Algunas estrategias clave incluyen:
- Fomentar la gratitud: Enseñar a los niños y adolescentes a apreciar lo que tienen y a valorar el esfuerzo detrás de cada logro.
- Promover el esfuerzo: En lugar de centrarse únicamente en los resultados, es importante destacar el valor del trabajo y la perseverancia.
- Limitar el uso de dispositivos: Establecer horarios y reglas para el uso de la tecnología ayuda a reducir su impacto negativo.
- Incentivar las relaciones reales: Fomentar actividades en grupo, deportes o cualquier actividad que promueva la interacción cara a cara.
- Desarrollar habilidades emocionales: Ayudarles a manejar la frustración, aceptar las críticas y aprender de los errores.
A pesar de todos los retos que plantea esta generación, también es importante reconocer las oportunidades que trae consigo. La generación del ‘yo’ se caracteriza por su creatividad, innovación y un fuerte deseo de cambio, características que pueden ser aprovechadas positivamente si se canalizan de manera adecuada.
El papel de los adultos es crucial para guiar a los jóvenes hacia un equilibrio saludable entre el individualismo y la empatía, la autoestima y la humildad, y la independencia y la responsabilidad social. Al final del día, crear espacios donde puedan crecer sin miedo al error y aprender a valorar tanto el esfuerzo como las relaciones interpersonales será el mejor legado para esta y las futuras generaciones.