Casi todas las personas que han viajado varias horas en avión han sufrido el llamado Jet lag. Se trata de un término que apareció en 1966 con los viajes en jet, de ahí su nombre, cuando el ser humano se dio cuenta que los cambios tan bruscos a la hora de recorrer miles de kilómetros y varias zonas horarias hacían que el organismo se descontrolase.
El jet lag es casi imposible de evitar, porque nuestro cuerpo tiene un ritmo biológico que se lleva a cabo las 24 horas y que es constante, sin tener variaciones. Es por eso que cuando las personas lo alteran sufren algunos cambios y molestias físicas hasta que el cuerpo es capaz de adaptarse de nuevo al horario que tengamos en ese otro lugar.
Qué es el jet lag
El jet lag es una sensación de malestar, parecida a la resaca, que siente el cuerpo por la necesidad de adaptar el ritmo biológico diario a un cambio brusco de horarios. Al traspasar varias zonas horarias nos encontraremos en poco tiempo en una hora totalmente diferente de la que nuestro cuerpo entiende que es, lo cual nos altera. Hasta que el cuerpo se adapte sentiremos malestar y dolor de cabeza como algunos de los síntomas.
Qué podemos hacer para evitar el jet lag
En esencia el jet lag es casi imposible de evitar, incluso con medicación. Es el cuerpo el que debe adaptarse al nuevo horario, pero desde luego nosotros podemos ayudarle un poco en este proceso.
Adapta un poco tu horario
Unas semanas antes es posible adaptar un poco el horario al lugar en el que estaremos, en caso de que no se traspasen demasiadas zonas horarias. Si nos vamos al este hay que levantarse y acostarse una hora antes, y si nos vamos al oeste una hora después. Esto irá ayudando al cuerpo a la nueva situación y aunque no nos librará del jet lag este puede reducirse un poco.
La dieta es importante
Al parecer también la dieta puede ayudarnos a adaptarnos a estos cambios. Se recomienda comer bien y pasar algunos días de ayuno, para que el cuerpo se prepara para cambios en sus ritmos. Comer proteínas e hidratos los días antes nos ayudará a reducir el posible cansancio que aparezca con el jet lag. Antes de subir al avión es mejor no comer demasiado para no encontrarse mal.
Durante el vuelo
Mientras volamos se recomienda descansar y, si es posible, dormir. Llevar un antifaz para reducir la luz y que nuestro cerebro pueda descansar es fundamental, así como unos tapones para los oídos y una almohada. Si conseguimos descansar estaremos mejor al llegar a tierra. Además, podemos poner el reloj en la hora nueva unas horas antes de irnos para así ir adaptándonos psicológicamente a la situación que se avecina. Hay que evitar comer pesado o beber alcohol en el avión, pero sí hay que mantenerse hidratado.
Al llegar a destino
Ya en destino puede que no notemos mucho el cansancio las primeras horas, por eso es importante no quedarse directamente en la cama del hotel sin hacer nada e intentando dormir. Ahora que ha pasado el vuelo se recomienda realizar un poco de actividad para luego descansar. El cuerpo se recuperará mucho mejor en las horas de descanso si nos vamos a dormir cuando realmente lo necesitemos. Por otro lado, el primer día se recomienda hacer algo de deporte, porque el deporte libera endorfinas, las cuales pueden ayudarnos a combatir el malestar general que tiene el jet lag. Por lo demás, hay que tener una dieta adecuada e intentar adaptarse cuanto antes a los horarios del destino.