A diferencia del maltrato físico, la violencia psicológica no deja una huella física visible. Y el hecho de que se produzca dentro del entorno familiar, contribuye a que sea difícilmente reconocible. Sin embargo hay señales que pueden ayudarnos a identificar el maltrato psicológico familiar y hoy te descubrimos algunas.
La violencia emocional deja huellas que a la larga repercuten gravemente en el día a día de una persona. La defensa a ultranza del maltratador por parte de la víctima, el aislamiento de esta o la percepción de vivir en una realidad distorsionada suelen ser elementos comunes que ayudan a identificarlo.
¿Qué implica el maltrato psicológico familiar?
El maltrato psicológico en cualquier ámbito genera una situación de dominio o de poder de una persona (maltratador) sobre otra (la víctima). Situación que menoscaba la dignidad y el derecho a no ser sometida a tratos degradantes de la víctima en el ámbito de la familia.
Las amenazas, la intimidación, la humillación, el menosprecio, y todos aquellos actos que produzcan a la víctima un perjuicio relevante de su bienestar y equilibrio emocional, sea en forma de sufrimiento moral, de conmoción anímica, de pérdida de la autoestima y de la confianza en sí mismo, deben ser consideradas maltrato psicológico.
En el seno de la familia, este maltrato psicológico crea una atmósfera moralmente irrespirable. Tal que es capaz de anular a la víctima e impedir su libre desarrollo como persona, precisamente por el miedo, la humillación y la angustia incitados.
Señales para identificarlo
Las víctimas en el maltrato psicológico familiar pueden ser tanto personas adultas como niños. En estos últimos puede ser mas fácil detectarlo a través del colegio y gracias a una menor capacidad para esconder sus sentimientos. Pero, igualmente, no suele ser fácil a pesar de que las señales nos parezcan claras.
- El control: Es una de las alarmas más detectables. El maltratador ejercerá un gran control sobre la víctima. Querrá saber en todo momento donde está, con quién está y que hace. Aparecerá de manera imprevista allí donde la víctima esté, hasta reducir por completo su autonomía.
- Aislamiento. A medida que aumente el control comenzarán las restricciones de salidas individuales. El maltratador hará referencia a que no pasan tiempo juntos y recurrirá al sentimiento de culpa de la víctima con argumentos como sentirse solo o abandonado.
- Culpabilidad: «Ya has conseguido que me enfade», «Me sacas de quicio» o «He tenido un mal día por tu culpa». Ante cualquier contratiempo y cuando pierda el control de sus emociones el maltratador tenderá a responsabilizar a la víctima.
- Invalidación de emociones: Ante cualquier respuesta emocional un maltratador actuará invalidándolas. Negará que existan y humillará a la víctima con frases del tipo: «¿En serio estás llorando por esa tontería»?’, «No se te puede decir nada», «Eres demasiado sensible», «No me pongas en evidencia por tonterías», etc.
- Humillación: El maltratador despreciará cualquier interés que tenga la víctima y le hará creer que no puede conseguir sus logros. Además reforzará la idea de que todo lo hace mal cada vez que tenga ocasión. Utilizará frases como: «No haces nunca nada bien», «No entiendo cómo no eres capaz de hacer esto, pareces tonto/a», «Haces el ridículo», etc.
- Gashlighting: Es un tipo de maltrato emocional que tiene como objetico alterar la percepción de la víctima haciéndole creer que lo que ha escuchado, siente o cree es falso. Esto acaba consiguiendo que dude respecto a lo que ha vivido y crea que una invención o exageración suya. «Haz memoria, yo nunca dije eso», «Estás mal de la cabeza», «Lo estás exagerando todo», «Deja de imaginarte cosas» o «Fuiste tú quién hizo x, no yo», etc. acaban minando la seguridad de la víctima.
- Pérdida de identidad: El control, la culpabilidad, la invalidación de emociones, etc. sumergirán a la víctima en una situación de tensión constante para no enfadar a la otra persona y que no la abandone. Perderá así su esencia para actuar conforme a lo que le dicen.