Cómo elegir bien a la pareja

Parejas

La elección de la pareja suele ser algo que hacemos con el sentimiento, pero en ocasiones la voz de la razón nos dice que nos alejemos de esa persona. El no hacer caso puede acarrearnos el comenzar una relación que ya iba a acabar mal desde un principio. Es por eso que debemos tener en cuenta las fases por las que se pasa a la hora de conocer a alguien y cuándo es el momento de pararse a pensar en si esa es la persona adecuada para nosotros, para que podamos elegir bien a la pareja.

Enamorarse de alguien lleva tiempo. Aunque hoy en día se hable de los flechazos y todo parezca ir a cámara rápida, debemos tomarnos nuestro tiempo a la hora de tomar una decisión tan importante como la de tener una pareja. La pareja debe ser un aspecto más de nuestra vida que podamos disfrutar en conjunto y que nos aporte algo bueno, por lo que siempre es importante plantearse si esa persona nos puede dar todo eso.

El primer paso, la atracción

Sin atracción es cierto que no surge la chispa y que el enamoramiento necesita de una dosis de simple atracción física para producirse. En esta parte nos dejamos llevar, ya que a veces incluso no sabemos por qué nos atrae una persona en concreto. En este paso puede que todavía no conozcamos a la persona, por lo que solemos idealizarla en base a los pocos detalles e información que tenemos de ella. Es fácil sentirse atraído por otro persona y es una cuestión de química en nuestro cerebro, pero para ir más allá también debemos tener en cuenta otros factores.

Conocer a la persona

Elegir a la pareja

Cuando conocemos a la persona ya comenzamos a darnos cuenta de si tiene nuestros mismos valores, estilo de vida o intereses. No tiene por qué ser una persona igual a nosotros, ya que si así fuera tampoco nos aportaría nada, pero es cierto que hay cosas que se deben compartir. Es difícil llevar adelante una pareja por ejemplo cuando una persona convive con animales y a la otra persona no le gustan nada. Estas son cosas que a la larga pueden llegar a crear problemas en una relación. En este punto la química puede continuar y es en el momento en el que debemos pararnos a pensar.

Añadir la parte racional

Este suele ser el paso que todo el mundo pasa por encima. Nos gusta mucho una persona pero todavía no nos hemos enamorado de ella, por lo que estamos a tiempo de evitar el sufrimiento que conlleva el iniciar una relación que terminará mal. Es en este momento cuando nos tenemos que plantear si queremos iniciar algo con esa persona. Una forma de plantearlo racionalmente es hacer una lista con pros y contras de la persona o con esos aspectos que nos puedan suponer un problema. A veces en este punto preferimos dejarnos llevar por el corazón y autoengañarnos en cuanto a esos detalles. Sabemos que no es fácil encontrar a otra persona con la que congeniar y que nos atraiga físicamente, pero es importante ser realistas en cuanto a la persona y el tipo de relación que podemos tener con ella. Si en este punto nos paramos y lo analizamos fríamente evitaremos enamorarnos de quien no nos conviene.

Pasar al enamoramiento

Si nos damos cuenta de que esta persona encaja en nuestra vida, entonces podemos dejarnos llevar y conocerla a fondo. Es fácil enamorarse una vez hemos pasado por la atracción y el conocimiento de la otra persona. Si vemos que hay aspectos que pueden suponer un problema tendremos que plantearlos por si se pueden arreglar o bien frenar un poco la relación hasta que tengamos las ideas más claras.


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