Cuando los niños padecen gastroenteritis, suelen experimentar debilidad, malestar estomacal y los síntomas típicos de esta enfermedad tan común en la infancia. Esta condición, causada principalmente por virus o bacterias, genera diarrea, vómitos y, en algunos casos, fiebre y dolor abdominal. Aunque es una afección molesta, generalmente no reviste gravedad, salvo en casos de bebés o niños con enfermedades preexistentes, donde el riesgo de deshidratación aumenta considerablemente.
El tratamiento en la mayoría de los casos consiste en cambios en la alimentación y el consumo de líquidos para prevenir la deshidratación. Sin embargo, es fundamental consultar al pediatra para descartar complicaciones. Por lo general, la gastroenteritis desaparece por completo en aproximadamente una semana sin necesidad de medicación en los niños sanos.
¿Qué es la gastroenteritis y cuáles son sus síntomas?
La gastroenteritis es una inflamación del tracto gastrointestinal, provocada principalmente por infecciones virales o bacterianas. Entre los síntomas más comunes se encuentran la diarrea, los vómitos, el dolor abdominal, escalofríos y fiebre. Estos síntomas aparecen de manera brusca y pueden durar varios días.
Es importante señalar que la deshidratación es uno de los mayores riesgos asociados con la gastroenteritis, especialmente en los niños. La diarrea y los vómitos conllevan una pérdida considerable de líquidos y sales minerales, lo que puede agravar el estado de salud del niño si no se toman las medidas adecuadas para reponerlos.
Dieta para un niño con gastroenteritis
La gastroenteritis afecta el sistema digestivo, causando dificultades para asimilar los alimentos. Por esta razón, la dieta para un niño con gastroenteritis debe adaptarse para favorecer la recuperación, reducir las molestias y prevenir la deshidratación. Es fundamental facilitar la reintroducción paulatina de nutrientes al organismo, teniendo en cuenta los gustos y tolerancia del niño.
Consideraciones generales sobre la dieta
No se recomienda forzar al niño a comer, ya que esto podría provocar más vómitos o diarrea. Por el contrario, es mejor ofrecer alimentos ligeros y fáciles de digerir cuando el niño recupere el apetito. No es necesario recurrir a una dieta completamente astringente o restrictiva. La clave está en reintroducir gradualmente alimentos variados y saludables.
- Los niños con lactancia materna exclusiva deben continuar con el pecho, incluso aumentando la frecuencia de las tomas.
- Si toma fórmula, no es necesario cambiarla ni diluirla; basta con mantener la cantidad habitual.
- Evita los alimentos grasos, muy condimentados o ricos en azúcares, ya que pueden empeorar los síntomas.
- La hidratación es primordial. Se debe recurrir a soluciones de rehidratación oral disponibles en farmacias.
Alimentos recomendados
Yogur: Los yogures, especialmente aquellos sin lactosa, son una excelente fuente de probióticos que ayudan a restaurar la flora intestinal y acelerar la recuperación.
Hidratos de absorción lenta: El arroz, la patata y la pasta son alimentos fáciles de digerir y proporcionan energía de manera sostenida. Un puré de patata casero o un plato de sopa de arroz son opciones ideales.
Pescado y carne magra: Las carnes como el pollo o el pavo y los pescados blancos son excelentes fuentes de proteínas y son fáciles de digerir.
Frutas cocidas: Las manzanas o peras cocidas son ricas en pectinas, que tienen un efecto astringente suave y favorecen la recuperación intestinal.
Hidratación adecuada
La hidratación debe ser el eje central del tratamiento. Ofrecer pequeñas cantidades de agua mineral o solución de rehidratación oral con frecuencia ayudará a reponer los líquidos perdidos. Los caldos desgrasados y las infusiones suaves también pueden ser eficaces. Evita las bebidas isotónicas comerciales, como Aquarius, ya que contienen altos niveles de azúcares y sales no aptas para niños.
Alimentos a evitar
Alimentos grasos: Las frituras, los alimentos ultraprocesados y los productos lácteos completos pueden agravar los síntomas y dificultar la digestión.
Alimentos ricos en fibra insoluble: Verduras como el brócoli o la espinaca pueden ser difíciles de digerir. Se recomienda evitarlas hasta que el niño se recupere por completo.
Bebidas azucaradas: Los refrescos y los zumos comerciales tienen un alto contenido de azúcar que puede exacerbar la diarrea.
Medidas de prevención y signos de alarma
Además de seguir una dieta adecuada, es crucial adoptar medidas higiénicas estrictas para evitar el contagio de la gastroenteritis a otros miembros de la familia. Asegúrate de que el niño se lave bien las manos después de ir al baño y antes de cada comida.
Consulta al pediatra de inmediato si:
- El niño presenta signos graves de deshidratación, como ojos hundidos, boca seca o ausencia de lágrimas al llorar.
- La diarrea es severa y prolongada.
- Hay presencia de sangre o moco en las heces.
- El niño tiene fiebre alta o persiste el dolor abdominal.
Cuidar de un niño con gastroenteritis requiere paciencia y atención constante. Adaptar la dieta de manera progresiva y prestar atención a los signos de deshidratación son esenciales para su recuperación rápida. Una vez que el niño se sienta mejor, podrá retomar su dieta habitual y sus actividades diarias sin mayores inconvenientes. Mantén el contacto con el pediatra ante cualquier duda para garantizar el bienestar del niño.