¿Ha pasado el verano sin que hayas aprovechado tu terraza o balcón para cultivar tus propios alimentos como habías pensado? No dejes que pase otro año mas y aprende todo lo que necesitas para cultivar en espacios pequeños con nuestra guía para principiantes de jardinería urbana.
Si quieres cultivar algunos alimentos en casa para completar tu menú semanal experimentar es la mejor forma de aprender y con unos pequeños consejos como los que compartimos hoy contigo ¡puedes empezar! No solo serás consciente de lo que comer sino que se convertirá en un proyecto emocionante tanto para pequeños como para mayores.
Observa tu terraza y escoge la mejor orientación para tus plantas
Conocer la orientación de la terraza y las horas de sol de cada una de sus zonas, así como ser consciente de la sombra generada por edificios, árboles, etc. te permitirá decidir dónde colocar aquellos cultivos más exigentes en cuanto a horas de luz o aquellos que buscan cierta sombra. Y es que no todas las plantas requieren las mismas condiciones para desarrollarse adecuadamente.
Las macetas de pimientos, tomates y judías, por ejemplo, disfrutan mucho del sol, necesitando mínimo 6 horas de luz directa. Otras como las lechugas, las zanahorias o las aromáticas, en cambio, pueden desarrollarse óptimamente con 4 horas de luz directa. Y para asegurarte estas horas de sol necesarias, lo ideal es que el rincón que elijas para colocar tu huerto tenga una orientación sur o suroeste.
¿Mesas de cultivo o macetas? Elige el contendor adecuado
No hay un único contenedor «ideal» para cultivar tus plantas y en su elección deberás tener en cuenta tanto el espacio en tu terraza como la inversión que estés dispuesta a realizar. Las mesas de cultivo son superficies muy cómodas porque permiten trabajar en altura, pero requieren una importante inversión. Las macetas, por su parte, resultan mas económicas y flexibles, ya que puedes combinarlas de distintas formas y colgarlas. Así reducirás el espacio necesario para estas, algo esencial para cultivar en espacios pequeños.
Mas importante que el tipo de contenedor que elijas será el tamaño de este, ya que cada cultivo marcará sus propias exigencias. Los tomates, pimientos y berenjenas, por ejemplo, requieren contenedores de al menos 16 litros, mientras que zanahorias, rabanitos y ajos, pueden cultivarse en un contenedor de apenas 1 litro.
La importancia de un buen sustrato
Un buen sustrato sustrato es clave para que las raíces de la planta se desarrollen adecuadamente y la planta crezca sana. Una elección «siempre» acertada es combinar fibra de coco y compost o humus de lombriz. La fibra de coco es ligera, aporta aire y retiene el agua; el compost y especialmente el humus de lombriz, especialmente, es rico en nutrientes, tanto, que puede usarse como abono cada cambio de temporada. Sea cual sea el sustrato que escojas incorpóralo sobre una capa de uno o dos centímetros de gravilla en el fondo del contenedor que evite el encharcamiento en caso de exceso de riego.
Escoge plantas para principiantes
Si es tu primer experiencia, escoge plantas sencillas. Las lechugas, verduras de hojas verdes y plantas aromáticas como el romero, la albahaca o la menta son fáciles de cultivar. Después, una vez ganada experiencia, podrás dar un paso mas allá y atreverte con tomates Cherry, pimientos o berenjenas.
Anímate a crear tu propio compost
Si buscas una forma natural, orgánica y económica de nutrir tus cultivos plantéate crear tu propio compost. Este puede producirse por la descomposición de restos orgánicos producidos en tu hogar como posos del café o de té, cáscara de huevo, frutas, verduras y hortalizas, periódicos no impresos en color, yogures caducados, papel de cocina, aceite de aliñar… así como recortes y hojas recogidas al hacer la poda y limpieza de las plantas.
Hoy en día existen compostadoras domésticas con tamaños apropiados para ser instaladas en un balcón, en un lugar donde se den las condiciones de humedad y temperaturas adecuadas para el proceso. ¿Estás animada a crear tu propio compost? Haciéndolo
- Aprovecharás la materia orgánica generada en tu hogar, reciclándola y retornándola a la tierra para alimentar las plantas.
- Reducirás las emisiones de gas invernadero. El compostaje doméstico emiten 5 veces menos gases de efecto invernadero que el compostaje industrial para tratar la misma cantidad de restos de cocina y jardín.
- Reducirás el gasto en abonos y fertilizantes químicos.
- Favorecerás la nutrición de la tierra evitando la erosión y el desgaste propio de la utilización de productos de origen petroquímico.
¿Te animarás ahora a cultivar en espacios pequeños como tu balcón o terraza tus propios alimentos?