Betty Brosmer, la primera supermodelo de la historia, es recordada no solo por su impresionante figura y su icónica cintura de avispa, sino también por su revolucionaria influencia en la historia del modelaje. Conocida como un verdadero símbolo de los años 50, Betty marcó un antes y un después al convertirse en la modelo pin-up mejor pagada de su época y la primera en poseer los derechos de autor sobre sus fotografías, un hito en la industria.
Los inicios de Betty Brosmer: De Pasadena a la cima del modelaje
Nacida el 6 de agosto de 1929 en Pasadena, California, Betty Chloe Brosmer mostró desde muy joven una inclinación por el mundo de la belleza y el deporte. Su infancia en Carmel estuvo marcada por su amor por el atletismo, promovido por su padre. A los once años, su tía le regaló un juego de pesas, lo que despertó en ella una pasión por el culturismo y el entrenamiento físico, una práctica poco común en las mujeres de la época.
A los 13 años, comenzó a dar sus primeros pasos en el modelaje, apareciendo en un catálogo de Sears & Roebuck. Fue entonces cuando una fotografía suya llamó la atención de importantes fotógrafos como Alberto Vargas y Earl Moran. Poco después, viajó a Nueva York con su tía, estableciéndose en la ciudad para perseguir una carrera en el mundo del modelaje. Allí comenzó a trabajar en las portadas de revistas y anuncios publicitarios.
El ascenso meteórico: Su impacto en la industria de la moda
Pronto, Betty se convirtió en una cara omnipresente en anuncios de revistas como Esquire, Life, Time, y The Saturday Evening Post. Era habitual verla en campañas publicitarias y en vallas publicitarias que adornaban las calles de Estados Unidos. Betty también comenzó a participar en concursos de belleza, obteniendo títulos como “Miss Perfect Figure”, “Summer Queen”, y “Miss Waist and Hips”. Con unas medidas impactantes de 96-45-92, fue apodada “la chica de la cintura imposible”.
A los 18 años, su fama era tal que, incluso al regresar a California desde Nueva York, su partida se comentó en columnas de celebridades de renombre como la de Walter Winchell. Fue en Hollywood donde Betty cimentó su estatus como una reina del modelaje, posando para sesiones fotográficas icónicas y consolidándose como una de las supermodelos más famosas de la década de 1950.
Betty y Playboy: Una modelo con principios
Pese a ser fotografiada para la revista Playboy, Betty nunca posó desnuda. Prefirió mantener un estilo más reservado, posando en trajes de baño o bikinis que seguían dejando mucho a la imaginación. Esta decisión la convirtió en un modelo a seguir para muchas mujeres de su época, quienes admiraban tanto su integridad como su belleza física.
Playboy llegó a amenazarla con una demanda por incumplimiento de contrato tras su negativa a posar desnuda. Sin embargo, Betty nunca cedió. Como dijo en una ocasión: “No era que pensara que era inmoral, simplemente no quería causar vergüenza a mi familia ni a mi futuro esposo”.
Su legado en el fitness y la psicología
Tras casarse con el empresario y experto en culturismo Joe Weider en 1961, Betty adoptó el apellido de su esposo y se dedicó al ámbito del fitness. Juntos escribieron libros como “The Weider Book of Bodybuilding for Women” y “Better and Better”, considerados guías esenciales para mujeres interesadas en el acondicionamiento físico.
Además, Betty se convirtió en una defensora del ejercicio como elemento clave para la salud y la autoestima. Escribió columnas para revistas influyentes en la industria del fitness, como Muscle & Fitness y Shape, donde su estilo directo y empático conectaba con miles de lectoras. Bajo el nombre de Betty Weider, la modelo utilizó su plataforma para promover una imagen positiva y saludable del cuerpo femenino.
Betty Brosmer: Un ícono cultural
A lo largo de los años, Betty Brosmer ha sido recordada como un ícono cultural y una fuente de inspiración para mujeres de todas las edades. Su figura adornó las paredes de barracones militares en películas como “The Dirty Dozen” y gimnasios en documentales como “Pumping Iron”. Incluso fue interpretada por Julianne Hough en la película biográfica “Bigger” (2018), basada en la historia de los Weider.
Hoy en día, su influencia sigue viva, no solo como un símbolo de una época dorada del modelaje, sino también como una figura que desafió las normas de su tiempo, dejando un legado de empoderamiento, integridad y autenticidad.
El impacto de Betty va más allá de su fama en los años 50. Su valentía para exigir derechos de autor sobre sus fotografías, su negativa a comprometer su integridad y su dedicación al bienestar físico la convirtieron en una pionera no solo en el mundo del modelaje, sino también en el ámbito del empoderamiento femenino.
De verdad hay alguien al que esta forma física le parece bonita e incluso se puede considerar un modelo de ejemplo para el resto de mujeres? uff… a dónde iremos a parar…