Asumir los errores en nuestras relaciones para avanzar

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Suele decirse que los peores errores de nuestra vida son aquellos que no cometemos. Es decir, para vivir, para aprender y avanzar como personas maduras emocionalmente, debemos haber cometido algún que otro error, ese que asumir, aceptar y corregir para obtener con él un adecuado conocimiento.

No obstante, reconocer los errores propios no siempre es fácil. Las personas solemos tener la rara habilidad de ver los errores ajenos, los fallos que cometen los demás sin ver que tal vez nosotros, tengamos también parte de responsabilidad en ello. Y esta dimensión, lo creas o no es muy importante en las relaciones de pareja, ahí donde ambos debemos aprender a reconocer parte de culpa, y nuestra propia responsabilidad a la hora de hacer que las cosas funcionen. En el momento en que es uno de los dos el que siempre carga con las culpas o las responsabilidades, la relación se rompe. Veámoslo con más detalle.

Tus errores, mis errores

Personalidades tóxicas el perfil agresivo-pasivo en la pareja (2)

Hay personalidades que tienen graves dificultades en reconocer los errores propios, y ello, sin lugar a dudas dificulta mucho el poder mantener una relación estable y saludable. Te indicamos qué características suelen tener estas personas:

  • Perfiles con una inmadurez emocional muy característica, carentes de empatía, lo cual les impide poder ver que sus acciones están causando daño a la persona que tienen al lado.
  • También es muy frecuente que sean incapaces de reconocer cualquier error, todos aquellos que tienen un visión de sí mismos algo sesgada, con una autoestima demasiado elevada y cierta soberbia. Debemos ir con cuidado con este tipo de personas porque a priori, nos pueden resultar muy atractivas por esa «seguridad personal» que desprenden, cuando en realidad lo que esconden es cierta prepotencia y un autoconcepto que no se corresponde en absoluto con la realidad.
  • Las personas inflexibles, muy cerradas en sus propias ideas e incapaces de resistir por ejemplo la frustración o una negativa, son también incapaces de reconocer errores.

Como puedes ver la mayoría de estas descripciones pertenecen claramente a personas tóxicas. Son relaciones que solemos establecer de vez en cuando, donde lejos de obtener una verdadera felicidad, conseguimos solo el sufrimiento propiciado por esas personas que piensan solo en sus propias necesidades.

¿De qué manera podemos asumir mejor los errores?

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1. El valor de la humildad

La humildad es un concepto que no abunda demasiado hoy en día, pero que sin lugar a dudas, merece la pena cultivar, poner en práctica. ¿De qué modo? Mediante la modestia, reconociendo que no somos perfectos ni infalibles, aceptando que tal vez, no estemos haciendo siempre las cosas tan bien como pensamos.

A menudo, el mayor error que solemos cometer las personas es pensar que nuestro punto de vista es siempre el correcto, que la idea que tenemos de lo que es la vida y lo que debe ser una relación es siempre la perfecta e indiscutible. No obstante, esto no siempre debe ser así.

Es importante que mantengamos una visión más humilde de las cosas, ahí donde no demos cada día por sentado la felicidad del otro o nuestra habilidad para hacer siempre las cosas bien. Toma consciencia de tus límites, pregúntale a tu pareja si hay algo que le molesta de ti, si hay algún aspecto que le hace infeliz y que no se ha atrevido a decirte. Si entre los dos hacéis un sencillo ejercicio de humildad aceptando errores, y sobre todo, poniendo en voz alta aquello que os hace daño, podréis aprender a mejorar, a haceros más felices. Vale la pena tenerlo en cuenta.

2. Un error no es un fracaso, sino una oportunidad de mejora

  • Quien piense que un error es siempre un fracaso personal, se equivoca. Tampoco te digas a ti misma que por haberte equivocado en una determinada persona, o por haber sufrido un desengaño por ejemplo, eres un desastre o alguien que no se merece nuevas oportunidades. Todo lo contrario, la vida, nuestra existencia, va a estar habitada por grandes aciertos y también, por numerosos errores. ¿Somos por ello menos sabias? ¿Menos aptas para ser feliz?
  • En absoluto, una vida sin errores es sinónimo de una vida no vivida. Quien no acepta los errores cometidos corre el peligro de tropezar una y otra vez con la misma piedra, sin conseguir avanzar, sin crecer como persona. Ahora bien, quien reconoce que se ha equivocado y se preocupa por saber el origen y la razón de ese equívoco, está esforzándose no solo por asumirlo, sino por mejorar, por aprender a que eso, no vuelva a ocurrir.
  • Así pues, actúa siempre con humildad y no te centres en buscar exclusivamente el error ajeno, el fallo de tu pareja, la metida de pata o el descuido imperdonable. Tal vez nosotras también hagamos muchas de esas cosas casi sin darnos cuenta. Lo importante es que exista armonía en la pareja para poder comunicarnos con tranquilidad todo aquello que no hacemos bien y que podría ayudarnos a mejorar.

Sabemos también que no siempre es fácil que nos digan que nos hemos equivocado, al igual que tampoco lo es señalar un error en esa persona a la que amamos y a la que le deseamos lo mejor. No obstante, es vital que actúes siempre con asertividad, poniendo en voz alta tus necesidades y expresando siempre aquello que te hace daño y aquello que necesitas para ser feliz.

No hay nadie perfecto, y ninguno de nosotros disponemos del manual infalible para construir una pareja feliz. La satisfacción de una vida juntos se va construyendo día a día a partir de las pequeñas cosas. ¡No lo olvides!


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