En estas fechas aún se puede disfrutar de un tiempo agradable por lo que debemos aprovechar al máximo los momentos que pasamos al aire libre, sobre todo si tenemos la opción de hacerlo en nuestra propia casa. Cuando una servidora mira hacia arriba y se fija en la gran cantidad de balcones desangelados que hay por las calles, le cuesta entender que con nuestro sol no hayamos aprendido a exprimir las ventajas de esos cubículos que nos abren paso al mundo exterior, aun cuando a veces tengamos que sufrir los estragos de la contaminación ambiental.
Si hacemos grandes esfuerzos por planificar cada una de las estancias según su cometido y distribución se hace también inherente extender esas pautas a nuestros balcones. Por ejemplo, si se trata de terrazas cerradas o que funcionan como prolongación de salón (requieran o no el permiso del resto de los vecinos), podemos optar por plantas frondosas que busquen la luz pero no requieran mucha agua. Su envergadura no se verá perjudicada por las inclemencias del tiempo y aportarán frescor ambiental, funcionando como humidificadores naturales en épocas de calefacción.
Y lo mejor es que al ser espacios cubiertos tenemos la oportunidad de colocar nuestros mejores sillones para leer, relajarnos o presumir de diseño. Unas lámparas de inspiración industrial y una mesa auxiliar de factura rústica completarán el look decorativo, sin marcadas estridencias pero con personalidad si sabemos elegir bien cada pieza. Y el color ya lo ponen las flores de temporada.
A los balcones exteriores de tamaño reducido si les beneficia jugar con los colores para expandir visualmente los ángulos disimulando así la falta de amplitud y en consecuencia la escasez de plantas: Alfombras de flores se entremezclan con cojines de grafismos pop o aires románticos, escuetas mesas de hierro pintado, bancos de madera y faroles de cristal. Es una forma de crear una parcela íntima enriquecida por el sonido de la ciudad, las variaciones del cielo y todo aquello que nos inspire paz.
Por supuesto nuestra capacidad de inventiva se verá recompensada si nos decantamos por el reciclaje, y en estos casos no hay balcón o terraza que se precie en la que un pallet no ayude a sacar las castañas del fuego, en forma de plataforma que eleve el suelo, mesa con ruedas, asiento decapado o jardinera para pequeñas macetas. Con razón la gente se los rifa junto a los contenedores…
Si hablamos de reciclar no podemos dejar pasar el tema de los huertos urbanos, hoy en día casi una necesidad vital más que una moda por las circunstancias que nos ha tocado vivir; en la red hay numerosos tutoriales sobre cómo afrontar su elaboración y el mantenimiento de los cultivos, y sin duda las clásicas cajas de fruta nos ahorrarán invertir en complicadas jardineras puesto que fomentan el drenaje y facilitan la colocación del fundamental sistema de autoriego.
Para iniciarse en esta empresa conviene seleccionar especies de fácil cultivo y durabilidad como acelgas, lechugas, zanahorias, rábano, ajo y cebollas. Contrariamente a lo que sucede cuando cocinamos estos alimentos en la cazuela, la terraza obtendrá un olor refrescante y primaveral todo el año. Entre 7 y 15 cm. de profundidad se puede plantar casi de todo con cierto éxito, así que no hay excusas para encontrar un hueco en el balcón en el que desarrollar nuestros conocimientos de horticultura.
Para finalizar hablaremos de los accesorios añadidos, como son las luminarias que necesitaremos cuando llegue el atardecer o las medianoches de verano. Las velas son malas compañeras si hay una mínima brisa así que mejor estudiar el tipo de farol que mejor nos encaja en el balcón y que las proteja. Lo menos comprometido son las lámparas de bambú o los farolillos en papel de arroz; pasados un par de años no nos dará tanto coraje deshacernos de ellos si nos planteamos redecorar la terraza, gracias a su bajo precio.
¿Qué tenemos un balcón en el que ni siquiera cabe una silla o una jardinera? La solución es fácil, lanzarse a diseñar una obra de arte en la barandilla que muestre lo mejor de nosotros y otorgue una sonrisa de los transeuntes. Seguro que nuestros invitados no tendrán problema alguno en encontrar la vivienda y hasta podemos cuidar el medioambiente haciendo un buen uso de los envases biodegradables (algunos diseños lo merecen).
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