La atención plena te ayudará a ser un padre consciente. Es difícil encontrar a alguien que no esté de acuerdo en que la crianza de los hijos es uno de los trabajos más difíciles del mundo. El estrés de vida actual hace que ser padre o madre sea sin duda, el trabajo más cansado que existe, pero también el más gratificante aunque no esté remunerado, porque criar a los hijos y verles crecer… ¡no se paga con dinero!
Entonces, entre el caos de la vida, ¿cómo le das lo mejor de ti a tus hijos cuando es tan difícil saber qué es eso? La atención plena, una creciente tendencia meditativa adaptada de las tradiciones budistas y orientales… está llegando a muchos hogares. Tanto es así que la ciencia y la psicología han comenzado a respaldar sus beneficios, que pueden tener un impacto positivo en su salud y bienestar.
Conecta con el momento presente
La atención plena es la capacidad de conectarse con el momento presente, desconectar el otro ruido blanco de la vida y comprometerse con el momento, dándole toda tu energía emocional y física. Esta práctica afecta a tu cerebro, a tu capacidad de atención, a tu regulación emocional, al control de impulsos, a la toma de perspectiva, al funcionamiento ejecutivo y a muchos otros rasgos que. Hacen ser lo que eres… Que forman tu capacidad de comprender la conexión entre tú mismo y tu capacidad innata de sintonía, empatía, compasión y bondad por uno y por los demás.
Si puedes aprovechar esta habilidad para ti mismo, sintonizarte en el momento presente y regularte a ti mismo, entonces puedes convertirte en un padre efectivo e infundir los beneficios de la atención plena en tus hijos también.
Ponlo en práctica
La crianza de los hijos a conciencia significa tomar la práctica de la atención plena y aplicarla a sus interacciones diarias con sus hijos y tu familia. Esto significa no perder el control y no permitir que tus emociones dicten tus reacciones.
Cuando reaccionas a situaciones estresantes, el cerebro está dominado por la respuesta de huida o lucha, lo que significa que actúas por impulso sin pensar claramente en lo que dices o haces. Esto puede provocar momentos en los que grites a tus hijos o te desanimes ante una rabieta. En ese momento no estás pensando en las percepciones de los niños, y estas reacciones no solo son atemorizantes para ellos, sino que también estás modelando que así es como los adultos reaccionan ante el estrés. En lugar de eso, elige ser más consciente haciendo una pausa y respirando un poco antes de responder.
Enseña a tus hijos que ellos también pueden aprender a hacer una pause y escoger responder con atención en lugar de reaccionar. Es fácil olvidar que las lecciones más importantes que los niños aprenden sobre cómo ser en el mundo provienen de ver a sus propios padres interactuar dentro y dentro de ella. Esto no significa que los padres conscientes son seres tranquilos y recogidos que no tienen emociones negativas. ¡Por supuesto que las tienen! Pero eligen no actuar sin pensar ni comprometer sus habilidades como padres. La crianza consciente es un trabajo duro pero es posible.
La crianza consciente significa conocernos internamente y trabajar en la interfaz donde nuestras vidas se encuentran con las vidas de nuestros hijos.
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