Ninguna alergia es agradable de tener, sin embargo, una que nos puede interrumpir bastante en nuestra vida cotidiana, es la alergia al polvo. No es tarea fácil, requiere muchos cambios en nuestra vida para poder convivir en los espacios adecuadamente.
Te contaremos a continuación, en qué consiste esta patología, qué requiere y qué medidas debemos adoptar para afrontarla.
Las personas que sufren de esta alergia, deben de aprender a vivir con ella a diario, tomar medidas y cambios para que el polvo no les afecte más de lo debido.
Cuando hablamos de alergia al polvo, nos referimos a la alergia a los ácaros que habitan en el polvo. El polvo que encontramos o que se genera, no provoca alergia, lo que lo provoca son esos diminutos insectos que viven en él.
Éste es un organismo pequeño que tan sólo puede verse a través de un microscopio, tiene gran capacidad de adaptarse a cualquier entorno, aunque existen ambientes específicos que ayudan a su proliferación:
- Requieren humedad relativamente alta.
- Temperatura templada.
- Zonas tropicales con costa.
- Prefieren las estaciones del otoño y la primavera.
Cómo se presenta la alergia al polvo
Las personas que padecen esta alergia, al final deben aprender a vivir con ella, y además, identificar cuáles son los síntomas para que puedan saber si realmente tienen o no esta alergia.
- Conjuntivitis: es la inflamación de la conjuntiva ocular. Se presenta con un lagrimero, picor e hinchazón de los párpados. La visión puede verse afectada a causa de esa inflamación y el ojo se vuelve rojo.
- Rinitis: es la inflamación de la mucosa de la nariz. Esto nos produce goteo nasal, denominado rinorrea, picor y estornudos. Esta rinitis puede obstruir las vías respiratorias dificultando la respiración.
- Asma: si padecemos asma, es la forma más grave de la alergia al polvo, esta nos provoca que nuestros bronquios se cierren como reacción al agente externo y el paciente padece disnea, es decir, le falta el aire. El asma lo acompañan unos silbidos bronquiales muy característicos y fácilmes de detectar.
Cómo aprender a convivir con la alergia al polvo
Como decíamos, convivir con la alergia al polvo implica realizar cambios en nuestro día a día y en nuestro entorno. Si el alérgico se trata de un niño, serán los padres los que tienen que cuidar el espacio.
Toma nota de las siguientes medidas:
- No esparcir el polvo al limpiar, debemos recogerlo con trapos húmedos.
- Ropa de cama anti-polvo: podemos encontrar materiales especiales que nos ayudan a que esos ácaros no se queden en nuestras almohadas o cubre colchones.
- Lavar la ropa de cama una vez por semana: tendremos que aumentar la limpieza de la ropa de cama.
- Bajar la humedad: la humedad ayuda a que los ácaros proliferen, por ello, puedes hacerte con un deshumidificador.
- Aspirar: si tienes alfombras en casa, tendrás que prestarle especial atención a las alfombras y a la aspiradora.
- Lo ideal es no tener alfombras en casa.
- Peluches que sean lavables, para poder limpiarlos regularmente.
Posibles tratamientos médicos
Las medidas comentadas anteriormente, son perfectas para llevar a cabo en nuestra vida diaria, unos consejos muy útiles y que servirán a todos los alérgicos al polvo. Sin embargo, en los casos más extremos, necesitaremos incluir además, los medicamentos. No son fármacos que se deban tomar de forma continuada, son para los momentos más crónicos.
- Antihistamínicos: la loratadina o la dfenhidramina son ideales para disminuir la producción de las sustancias que despiertan la reacción alérgica en el cuerpo.
- Corticoides: tanto por vía oral como en forma de spray nasal son un recurso perfecto para aliviar los síntomas. Entre los que destacamos se encuentran: betametamosa, la dexametasona, la prednisona y la fluticasona.
- Descongestivos: se utiliza para manejarla rinitis, se de deben tomar durante un largo periodo de tiempo, sin embargo, son muy rápidos y eficaces.
- Inmunoterapia: cuando detectan que se padece alergia al polvo, se puede sugerir realizar terapia de inmunización. Esto consiste en aplicar vacunas con dosis bajas de las sustancias de los ácaros. Estas vacunas ayudan a que el cuerpo no reaccione ante la presencia de los ácaros.