No cabe duda de que el jugar es clave para el desarrollo óptimo de cualquier niño. Aparte de ayudar a que los pequeños se diviertan y se lo pasen bien, jugar contribuye significativamente a su capacidad para interactuar con otros niños, aprender habilidades esenciales y madurar de forma progresiva. Sin embargo, en la actualidad, las nuevas tecnologías han influido enormemente en el tiempo y la forma en que los niños dedican al juego tradicional. Según diversos estudios, los niños dejan de jugar con juguetes clásicos antes de lo que lo hacían generaciones anteriores, algo que ocurre, por lo general, alrededor de los 6 o 7 años de edad.
A continuación, exploramos en profundidad hasta qué edad los niños juegan con juguetes, analizando las razones detrás de este cambio y su impacto en el desarrollo infantil.
¿Hasta qué edad juegan los niños con juguetes?
Diversos estudios realizados desde los años 90 han evidenciado una disminución progresiva en la franja de edad en que los niños dejan de jugar con juguetes. Antes de la irrupción de internet y los dispositivos electrónicos, los niños solían jugar con juguetes clásicos hasta los 10 u 11 años de edad. Sin embargo, en la actualidad, la tendencia es que el interés por los juguetes decae a partir de los 6 o 7 años, y en la mayoría de los casos, desaparece casi por completo a los 9 años.
¿Qué ha provocado este cambio? La proliferación de dispositivos electrónicos como tablets y teléfonos móviles ha jugado un papel significativo en este fenómeno. Los videojuegos, aplicaciones móviles y otras formas de entretenimiento digital están sustituyendo rápidamente a los juguetes tradicionales como fuente principal de diversión para los niños. Las consolas y las pantallas ofrecen una experiencia más inmersiva y, en muchos casos, son vistas por los propios padres como una manera eficaz de mantener a sus hijos ocupados.
Esto ha llevado también a que los fabricantes de juguetes adapten su oferta a edades más tempranas, creando productos más infantiles y limitados en cuanto a su rango de uso. Es por este motivo que el llamado «juguete de toda la vida» ha perdido protagonismo frente a las nuevas alternativas tecnológicas.
La irrupción de los dispositivos electrónicos
La introducción de dispositivos electrónicos en la vida cotidiana de los niños ha tenido un impacto innegable en sus hábitos de juego. Según datos recientes, un alto porcentaje de niños tiene su primer contacto con tablets o smartphones antes de los 4 años de edad. Esto ocurre en un momento crucial para el desarrollo de habilidades sociales y emocionales, áreas en las que el uso excesivo de pantallas puede tener efectos negativos.
¿Por qué es preocupante? A pesar de sus beneficios para el entretenimiento y el aprendizaje digital, los dispositivos electrónicos no pueden reemplazar al juego tradicional en términos de interacción social y física. El juego con juguetes fomenta la creatividad, el pensamiento crítico y las habilidades motoras, mientras que las pantallas tienden a ser una actividad pasiva.
Los expertos insisten en la importancia de equilibrar el tiempo que los niños dedican a los dispositivos electrónicos con actividades que les permitan explorar su entorno, interactuar con sus pares y desarrollar su creatividad. Los padres tienen un papel crucial al establecer límites y promover el uso de juguetes que estimulen el aprendizaje y el desarrollo integral.
El valor del juego tradicional
Los juguetes tradicionales, como muñecos, bloques de construcción, rompecabezas o pelotas, juegan un rol fundamental en el desarrollo de los niños. Estos juguetes no solo fomentan la imaginación y la creatividad, sino que también ayudan a desarrollar habilidades fundamentales como la resolución de problemas, la coordinación y la colaboración con otros niños.
Un gran ejemplo es el Señor Potato, un juguete clásico que ha demostrado ser una herramienta excelente para el juego simbólico, permitiendo que los niños exploren diferentes roles, emociones y situaciones en un entorno seguro.
Beneficios específicos del juego tradicional:
- Desarrollo social: Al jugar con otros niños, los pequeños aprenden a compartir, negociar y resolver conflictos.
- Habilidades motoras: Juegos como armar bloques o manejar herramientas de juguete mejoran la coordinación ojo-mano y la motricidad fina.
- Creatividad e imaginación: Los juguetes no estructurados, como bloques y muñecas, permiten a los niños crear sus propias historias y escenarios.
- Regulación emocional: El juego simbólico ofrece una manera para que los niños comprendan y expresen sus emociones.
Edad y tipos de juguetes: una guía práctica
Es fundamental elegir juguetes adecuados para cada etapa de desarrollo del niño. Aquí ofrecemos una guía con ideas de juguetes según las edades:
De 0 a 2 años:
- Juguetes sensoriales como mordedores, sonajeros y mantas de juego.
- Juguetes simples para apilar o encajar.
De 2 a 5 años:
- Juguetes de construcción, como bloques grandes.
- Juguetes simbólicos: cocinas, coches o disfraces.
De 6 a 8 años:
- Rompecabezas más complejos.
- Juegos de mesa básicos, como «La Oca» o «El Parchís».
De 9 años en adelante:
- Juegos de estrategia o habilidades, como ajedrez.
- Juguetes científicos o actividades creativas, como kits de experimentación.
El papel de los padres en la evolución del juego
Es importante destacar que los padres son figuras clave para motivar a sus hijos a jugar con juguetes tradicionales. Se recomienda que participen activamente en las actividades de juego, no solo para fomentar un ambiente de diversión y aprendizaje, sino también para reforzar el vínculo familiar.
A medida que los niños crecen, es natural que sus intereses cambien. Sin embargo, mantener oportunidades para jugar con juguetes apropiados y limitar el tiempo frente a pantallas es esencial para su desarrollo integral.
Jugar es una parte esencial del desarrollo infantil que no debe ser pasada por alto. Aunque las nuevas tecnologías han cambiado la dinámica del juego, los padres pueden equilibrar esta influencia dando prioridad a juguetes que promuevan el aprendizaje y la interacción social. Elegir los juguetes adecuados y dedicar tiempo al juego en familia fortalece, sin duda, tanto las habilidades de los niños como la conexión entre ellos y sus padres.