En las ciudades, los pisos que uno puede permitirse suelen ser más pequeños, lo que desafía nuestra creatividad para aprovechar cada metro cuadrado disponible. Decorar un salón pequeño puede representar todo un reto, pero aplicando los trucos correctos es posible optimizar el espacio y hacerlo parecer mucho más amplio.
No podemos aumentar físicamente el tamaño de tu salón, pero sí podemos darte estrategias que no solo mejoran el uso del espacio disponible, sino que también lograrán que este parezca visualmente más grande. Dado que el salón es uno de los espacios más importantes del hogar —un lugar donde nos reunimos, descansamos, vemos televisión, comemos y realizamos otras mil actividades— merece todo el esfuerzo por sacarle el mayor partido posible.
Apuesta por colores claros
El uso de colores claros en las paredes, muebles y decoración es una de las maneras más efectivas de dar la impresión de un espacio más amplio. Tonos como el blanco, beige o incluso colores pastel en sus versiones más pálidas reflejan mejor la luz, creando una sensación de mayor amplitud. Las paredes blancas, en particular, son una apuesta segura gracias a su capacidad de adaptación y versatilidad.
Además, el blanco puro contribuye a crear ambientes frescos, limpios y modernos, mientras que los blancos rotos añaden calidez sin restar luminosidad al espacio. Estos tonos pueden combinarse con pinceladas de color mediante cojines, alfombras o cuadros, logrando un equilibrio entre funcionalidad y estilo.
Otros tonos como el gris claro, el verde menta o el azul pastel también son ideales para salones pequeños. Cuando se aplican con moderación, por ejemplo, en una sola pared o en pequeños accesorios, estos colores aportan carácter sin saturar la estancia.
Respeta los pasos y mantén el orden
Un salón pequeño debe estar libre de obstáculos para que el espacio fluya. Es fundamental evitar muebles o accesorios que dificulten el paso o que hagan que la habitación se sienta abarrotada. Probablemente esto implique renunciar a algún mueble, pero el resultado será un espacio más funcional y estéticamente agradable.
La clave está en mantener el orden y despejar las entradas de luz natural. Los muebles deben “respirar”, es decir, no estar amontonados o demasiado próximos. Además, optar por muebles que puedan moverse fácilmente simplificará la reconfiguración del espacio, adaptándolo según las necesidades del momento. Por ejemplo, una mesa auxiliar ligera puede reemplazar una mesa de centro grande y pesada.
Elige muebles y accesorios ligeros
Para decorar un salón pequeño con éxito, es imprescindible escoger muebles ligeros. Aquellos que están elevados del suelo, como sofás y mesas con patas finas, transmiten una mayor sensación de espacio. Los muebles fabricados con materiales como el cristal, la rejilla o fibras naturales también contribuyen a un ambiente más aireado.
Sin embargo, es importante no caer en el error de llenar el salón con demasiadas piezas pequeñas, ya que esto puede generar un efecto desordenado. Es preferible decantarse por pocos muebles de mayor calidad y funcionalidad. Algunos ejemplos incluyen mesas de centro elevables, que sirven como almacenamiento, o pufs con tapa que funcionan como asiento y espacio para guardar.
Reduce la presencia del sofá
El sofá suele ser el mueble más voluminoso en cualquier salón, pero en los espacios pequeños conviene reducir su impacto visual. Escoge un sofá elevado, de líneas simples, y combínalo con una butaca más ligera o pufs que puedan ser almacenados bajo otros muebles cuando no se utilicen.
Otra opción interesante consiste en integrar el color del sofá con el de las paredes, logrando que este se mimetice y pase desapercibido. De esta manera, no parecerá que ocupa demasiado espacio. También puedes optar por sofás modulares, que ofrecen gran versatilidad para adaptarse a distintos usos y configuraciones.
Incorpora paredes de cristal y espejos
Las paredes de cristal y los espejos son aliados imprescindibles para maximizar un salón pequeño. Una pared de cristal, por ejemplo, permite separar ambientes sin bloquear la luz natural, creando una sensación de continuidad y espacio. Aunque su instalación puede ser costosa, el resultado merece la pena.
Por otro lado, los espejos son una solución más económica y versátil. Colocados estratégicamente, amplían visualmente el espacio al reflejar la luz y añadir profundidad. Un espejo grande ubicado frente a una ventana puede transformar por completo la percepción de un salón pequeño.
Aprovecha la verticalidad
Cuando no hay mucho espacio en el suelo, es hora de mirar hacia arriba. Los muebles que aprovechan la verticalidad, como estanterías altas o armarios de suelo a techo, son esenciales para mantener el orden y maximizar el almacenaje.
Si bien unos estantes abiertos pueden aportar ligereza, un armario cerrado que se mimetice con la pared puede ser más útil para ocultar el desorden y ofrecer mayor capacidad de almacenamiento. Además, muebles de obra o personalizados permiten aprovechar al máximo cada rincón del salón.
Elige muebles multifuncionales
En un salón pequeño, cada mueble debe tener más de una función. Algunos ejemplos incluyen sofás cama, mesas de centro elevables con espacio de almacenamiento interior o estanterías que sirvan como separadores de ambientes. Este tipo de muebles permite aprovechar al máximo el espacio sin sacrificar comodidad o diseño.
Además, no subestimes el potencial de los muebles modulares. Estos pueden reorganizarse según tus necesidades, adaptándose a distintas actividades o momentos del día.
Al aplicar estos consejos y trucos, tu salón no solo será funcional, sino también un espacio acogedor y estéticamente atractivo. Pequeñas elecciones, como los colores claros, los muebles ligeros y los accesorios estratégicos, logran grandes resultados incluso en los salones más reducidos.