Tener un hijo pequeño es una experiencia transformadora. La alegría de ver cómo crece y evoluciona día a día es uno de los mayores regalos para cualquier padre. Cada pequeño logro, cada «primera vez» es un motivo de orgullo y felicidad. Sin embargo, ser testigo del desarrollo de los menores de dos años también implica observar ciertas reglas implícitas que parecen guiar su comportamiento, muchas veces de forma instintiva.
Reglas sociales en los primeros años
En la sociedad, todos seguimos ciertas normas no escritas que ayudan a mantener una convivencia armoniosa. Aunque las reglas que seguimos los adultos están más orientadas a las interacciones sociales y culturales, los niños pequeños también tienen un conjunto de «reglas» que guían su día a día. Estas «normas» no solo suelen estar fuera del alcance de la civilización moderna, sino que a menudo desafían incluso las reglas básicas de nuestra sociedad.
Aunque a veces parezca que los niños menores de dos años viven en su propio mundo con sus propias reglas, comprenderlas es esencial para crear un ambiente armonioso en el hogar. A continuación, exploraremos algunas de estas «leyes no escritas» que los niños pequeños parecen seguir al pie de la letra.
15 reglas que los niños menores de 2 años siguen cada día
- Si es de mi hermano, también es mío. Pero si algo es mío, no será nunca para mi hermano.
- El plato de comida de mamá no es suyo, es mío. Especialmente si parece más apetecible que el mío.
- Si no quiero comer algo, debe terminar en la camiseta de mamá. Es una solución infalible para deshacerme de lo que no me gusta.
- Si no obtengo lo que quiero, gritar es mi mejor estrategia.
- Cuanto más fuerte grite, más rápido consigo lo que quiero. Es una lógica infalible para mí.
- Si tengo dudas, siempre lanzaré un objeto al suelo. Es la mejor forma de comprobar sus propiedades físicas (o simplemente divertirme).
- El inodoro está lleno de agua… y el agua es diversión garantizada.
- Cualquier botón que vea debe ser presionado. La curiosidad infantil no tiene límites.
- Repetir «lo quiero» 100 veces es efectivo. Mamá eventualmente se rendirá.
- Pellizcar y morder son formas de experimentar reacciones humanas. Y, a menudo, nadie me dice de inmediato que no debería hacerlo.
- Hacer algo peligroso a diario es emocionante. Después de todo, mamá o papá siempre están cerca para decirme «no».
- La razón y la lógica no aplican aquí. Para mí, son conceptos completamente sobrevalorados.
- Tengo memoria a corto plazo. Necesito repeticiones constantes, y mejor con un tono amable.
- Si me regañan con enojo, desconecto. Pero si me dicen algo con amor, aprendo más rápido.
- Lo único que siempre necesito es amor y cuidado ilimitados. El afecto es mi motor de aprendizaje.
Entender y aceptar estas reglas puede ser un desafío, pero también una oportunidad para fortalecer el vínculo entre padres e hijos. Adaptarse a esta forma de ver el mundo es esencial para crear un ambiente de aprendizaje y amor en el hogar.
Claves para manejar estas «reglas» en el hogar
Cada una de estas normas implícitas tiene un trasfondo psicológico que refleja el crecimiento y desarrollo de los niños menores de dos años. Aquí algunos consejos prácticos para convertir estas situaciones en oportunidades de aprendizaje:
- La paciencia y comprensión son la base: Recordemos que los niños están explorando y aprendiendo de todo lo que les rodea.
- Redirigir la atención: Cuando un niño tiende a hacer algo peligroso o inapropiado, en lugar de regañar, ofrezcamos una alternativa atractiva que capte su atención.
- La importancia de los límites: Aunque los niños sigan estas «reglas», es crucial establecer normas claras que promuevan su seguridad y desarrollo emocional.
- Recompensar el buen comportamiento: Refuerza positivamente cada acción deseada. Esto ayudará a que interioricen con más rapidez las pautas correctas.
- La repetición como herramienta clave: Repetir explicaciones y acciones con constancia, cariño y firmeza.
Cada día con un hijo menor de dos años está lleno de sorpresas y aprendizajes. Vivir bajo estas reglas es una etapa tanto desafiante como encantadora. Aprender a interpretar el significado detrás de cada acción de nuestro pequeño nos permitirá conectar con ellos de una manera más profunda y significativa, plantando las bases para un vínculo sólido y duradero.