Señales de que nuestra relación de pareja puede romperse

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Son muchos los problemas que pueden hacer que una relación de pareja termine. Según datos estadísticos las principales causas suelen ser el engaño, la traición y los celos. Pero la verdad es que bajo estas dimensiones está siempre la falta de comunicación, la monotonía y ese desamor que puede darse cuando no gestionamos adecuadamente nuestras diferencias. Mantener nuestro compromiso requiere siempre un esfuerzo diario, lo sabemos, pero en ocasiones los costes de ello pueden ser demasiado elevados.

Son muchas las personas que por ejemplo dedican gran sacrificio personal y emocional por mantener a su lado a la pareja. Son situaciones en que empezamos a ceder más de la cuenta, en que nos guardamos palabras y necesidades por no perder al otro… todo ello no hará más que desgastar nuestra autoestima y nuestro equilibrio. Todo por miedo a perder al ser amado. A vernos solas. Pero recordemos, no es lo adecuado. Siempre es bueno saber reconocer aquellos indicadores con los que advertir que una relación ya no va más allá. Que todo esfuerzo no nos va a traer más que sufrimiento y frustración. Te lo explicamos.

¿Cómo saber que mi relación está en peligro?

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Obviamente no hace falta disponer de un sexto sentido para saber, simplemente, que ya no somos felices. O que no recibimos todo aquello que necesitamos y que es esencial en una relación de pareja: amor, atención, respeto… Pero existen unos ejes básicos sobre los cuales hemos de prestar atención por dos razones. La primera, para darnos cuenta de que algo está fallando y qué debemos esforzarnos por mejorar. La segunda, para valorar si dadas estas circunstancias, merece la pena o no seguir manteniendo nuestra relación.

Todo ello habrás de valorarlo tú misma. Pero ante todo debes ser realista y no alargar una situación que puede ocasionarte grandes costes emocionales, grandes sufrimientos. Toma nota:

1. Falta de interés por los proyectos de futuro

Una pareja estable y feliz, establece su compromiso en un proyecto en común. En unos planes de futuro, tanto a medio como a largo plazo. No estamos hablando únicamente de la idea de un proyecto familiar: casa, hijos… No se trata únicamente de esto. Los proyectos de futuro están también en esos planes cotidianos: organizar un viaje, una salida,una actividad cualquiera para el fin de semana… Es ahí donde se inscribe la ilusión por emprender cosas juntos. Por ser pareja y proyectar aspectos en común.

Si llega un momento en que dejáis de planear, en que intuyes que ya no se da la ilusión, pregúntate por qué sucede. En ocasiones no se debe a una falta de interés, sino a una falta de tiempo y a la incapacidad de establecer prioridades. Es algo que debe hablarse en común y donde deben haber cambios. Pero si no hay voluntad y solo encuentras excusas… haz una valoración objetiva sobre si vale o no mantener dicha relación.

2. La comunicación

¿Cómo es últimamente vuestra forma de comunicaros? En una relación de pareja saludable la comunicación es un pilar esencial. Nos interesa saber del otro, atenderlo y escucharlo. Miramos a los ojos, con empatía y abertura… Si notas que tu pareja ya no atiende tus palabras, o simplemente, la comunicación se basa más en la discusión que en el diálogo constructivo, tienes pues otro indicador que atender.

En ocasiones, cuando tenemos algún problema con la persona que queremos, la comunicación se vuelve dificultosa. Nos ahogan las emociones: el miedo a perderlo, la rabia, la confusión… Debemos intentar calmarnos y no atacar. Saber escuchar y poner en voz alta nuestros pensamientos y necesidades de forma asertiva.

Pero si has notado que junto a esta falta de comunicación, existe además la incomprensión y una clara falta de voluntad para afrontar la situación, es el momento de llegar a una decisión.

3. La falta de complicidad

La complicidad es una gran dimensión donde se inscriben muchas situaciones. La complicidad  es intimidad entre dos personas, ahí donde se dan las muestras de cariño y de amor. Es también compromiso hacia el otro, el hacer siempre lo mejor por él y de anteponerlo a muchas más cosas.

La complicidad se demuestra también en ese conocimiento que tenemos del otro: sabemos qué le hace reír, qué le gusta, qué le entristece. Sabemos leer en su rostro muchos de sus pensamientos y deseos. Es un pacto entre dos personas y que construye día a día la pareja. Si estos aspectos dejan de darse, seguramente empecemos a sentir tristeza y desesperación. Por que ya no vemos esas muestras cotidianas de cariño y de empatía. Y es ello lo primero que empezamos a notar cuando una relación de pareja no va bien.

Si notamos que la otra persona ha perdido el interés por ciertas cosas, debemos averiguar por qué. Tal vez exista algún problema de qué hablar. Alguna dimensión que solucionar. Si después de haberlo hecho, de haber invertido esfuerzos, tiempo y emociones no recibimos más que la distancia y el desapego, deberemos reaccionar también.

Sabemos que no es fácil. Reconocer que nuestra relación no marcha por buen camino es algo que percibimos de inmediato en nuestro propio bienestar. Aparecen las dudas, los miedos, la preocupación… Todo esfuerzo por llegar a una solución y mantener a flote la relación valdrá la pena siempre que las dos partes se esfuercen en ello. Pero si la dedicación y el sacrificio viene solo de una parte y no de la otra, debemos ser objetivas. En ocasiones lo mejor será simplemente, «dejar ir». Desprendernos de una persona que nos causa más sufrimiento que felicidad. Tu bienestar personal y emocional es lo primero.


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